AMÉRICA LATINA

Lo esencial es la disposición para la lucha

El impeachment en Brasil, el boicot al MERCOSUR y la solidez del ALBA en el marco de la celebración de la Revolución Sandinista, constituyen tres momentos simultáneos de la lucha de clases en América Latina.

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Nicaragua. Contra viento y marea, el ALBA sigue de pie, como también lo está la voluntad de nuestros pueblos del sur por revertir el revés actual y transformarlo en victoria.

El próximo 29 de agosto comenzará la sesión del Senado brasileño que deberá definir (mediante los dos tercios de la Cámara) si la compañera Dilma es restituida o desplazada de la presidencia de forma definitiva. Durante estos meses transcurridos, las fuerzas democráticas lideradas por Lula, Dilma, el Partido de los Trabajadores y su base aliada, han profundizado en las calles el camino de lucha contra el golpe pergeñado por la dupla Cunha-Temer, bajo las orientaciones del imperialismo norteamericano. Nadie puede afirmar hoy, con certeza, cuál será el resultado de la votación. La derecha no cuenta con los 54 votos asegurados como sí los tenía cuando Diputados aprobó (en aquella memorable y obscena sesión) el inicio del proceso de impeachment. Eduardo Cunha fue desplazado de la presidencia de Cámara y perdió la compulsa en la que se resolvió su reemplazo; peritos designados por el propio Senado dictaminaron que Dilma no adulteró ningún presupuesto, por tanto no cometió ningún “crimen de responsabilidad”, lo que ha desenmascarado -todavía más- los verdaderos propósitos del golpe. El gobierno interino no da pie con bola, aunque no pierde el tiempo: comenzó el desmantelamiento de Petrobrás con el anuncio de la venta -por 2500 millones de dólares- de su participación del 66% en el bloque de exploración BM-S-8 (Bacia de Santos) a la compañía noruega Statoil. Se trata del primer paso que consuma la entrega del Pré-sal a las transnacionales extranjeras. En este escenario, Dilma adelantó que, en caso de ser restituida, va a impulsar la realización de un plebiscito para que el pueblo defina si se convoca o no a elecciones anticipadas. A pesar de los denodados esfuerzos del enemigo (que ha lanzado ahora una nueva extorsión judicial) el compañero Lula da Silva sigue encabezando todos los sondeos.

El retroceso experimentado en Brasil y la Argentina ha producido un vuelco drástico en el mapa regional y ha detenido (por ahora) el proceso de integración en el Cono Sur. Muestra de ello es la provocación montada por los gobiernos argentino, brasilero y paraguayo en torno al traspaso de mando de la presidencia pro-témpore del MERCOSUR, cuyo turno correspondía a la República Bolivariana de Venezuela. Luego del bochornoso encuentro de Montevideo, donde los cancilleres de la triada mencionada se escondieron para no enfrentar a la venezolana Delcy Rodríguez, buscaron ahora dejar acéfalo al bloque regional ante la decisión de Uruguay de dar por concluido su mandato. Sin embargo, Venezuela asumió la conducción del MERCOSUR, aunque sin los atributos formales del traspaso. Bolivia saludó la decisión a través de su presidente Evo Morales, quien advirtió sobre este “nuevo ataque a la integración económica por parte de instrumentos del sistema capitalista”. El gobierno uruguayo también avaló -mediante un comunicado- la facultad de Venezuela. El horizonte del MERCOSUR está en disputa, y podemos afirmar que nada está dicho todavía. Los yanquis buscaron también torpedear el diálogo interno impulsado por el presidente Nicolás Maduro y dar renovadas fuerzas al fraudulento intento de la derecha venezolana de imponer el referéndum revocatorio. Tuvieron su respuesta.

La celebración del 37 aniversario de la Revolución Sandinista congregó en Managua a los mandatarios de los países integrantes del ALBA, entre ellos al compañero Maduro, a Sánchez Cerén de El Salvador y a Díaz-Canel en representación de Cuba Socialista. Allí, el comandante Daniel Ortega afirmó que “sin Revolución (Nicaragua) seguramente sería un narco-estado. La Revolución es la que produjo el capital humano, los valores, la conciencia, la dignidad, la firmeza y sobre todo la lealtad al pueblo y a la batalla librada a lo largo de toda nuestra historia”. Contra viento y marea, el ALBA sigue de pie, como también lo está la voluntad de nuestros pueblos del sur por revertir el revés actual y transformarlo en victoria.