El derrumbe económico continúa y no hay perspectivas de mejora alguna. La inflación no cede; el consumo y los salarios siguen cayendo; la pobreza es cada vez mayor y la fuga de capitales continúa descontrolada.

A pesar del durísimo ajuste aplicado por el gobierno neoliberal de Cambiemos hasta la fecha, estamos viendo como en las últimas semanas se está produciendo un peligroso deterioro, cada vez más acelerado, de todos los indicadores económicos y sociales del país. Una tendencia sin piso que se traduce en el empeoramiento de la calidad de vida del pueblo argentino. Como dijo la compañera Cristina, Cambiemos sigue desordenándole la vida a la gente.

Según el INDEC, la inflación de enero fue del 2,9% (49,3% interanual) y se espera que la de febrero sea aún mayor, cercana al 4%. Macri, con el cinismo que lo caracteriza, había dicho a mediados de febrero que la inflación “estaba bajando”. La realidad es que estamos ante un proceso de aceleración inflacionaria de tal magnitud que las estimaciones de los economistas más cercanos al gobierno pronostican un acumulado cercano al 30% para fin de año, siempre y cuando no se produzca una devaluación brusca como la del 2018. Si sucediese esto, la inflación de 2019 marcaría un récord y superaría con creces la del año pasado, ubicándose muy por encima del 50%.

Tarifas y alimentos fueron los rubros que más aumentaron y la Canastas Básica sufrió un incremento del 3,7% en enero (55,8% interanual), superando la inflación promedio. En cuanto a los servicios, que fueron los que más crecieron durante la gestión de Cambiemos, se esperan aumentos descomunales para este año. A fines del 2018 el gasto de los hogares en luz, gas, transporte y agua duplicó al de 2015. De captar (en promedio) el 4,2% de los ingresos en 2015, pasaron a captar un 10% en la actualidad. A lo largo de 2018 las subas en gas rondaron el 77,6%; para la electricidad el incremento fue 46,3%; y para el servicio de agua 26%. Si se toman en cuenta los aumentos de los servicios desde diciembre de 2015 hasta hoy fueron: 1.317% para la electricidad, 660% para el gas y 483% para el agua. Desde las empresas privatizadas de electricidad ya está reclamando mayores subas que las registradas el año pasado como “compensación” por la devaluación.

Esto no sería un problema si los salarios hubiesen acompañado los incrementos de precios, como sucedía durante el kirchnerismo. No fue el caso. En 2018 el Salario Mínimo Vital y Móvil cayó, en términos reales, un 11% y se ubicó en su nivel más bajo desde el año 2004. Los $11.300 (U$D 280) que cobra cerca el 50% de la clase trabajadora, representan menos de la mitad de la Canasta Básica Total que el INDEC utiliza para determinar la línea de la pobreza. La situación empeora si tomamos la canasta elaborada por ATE, ya que el SMVM solo cubre el 30% del costo de esta. Las perspectivas para el 2019 son todavía peores, en especial para los jubilados, cuyos ingresos se pulverizaron luego de la reforma previsional macrista. El SMVM en 2015 era de unos U$D 589, el más alto de Latinoamérica.

Inflación en aumento y salarios a la baja forman el cóctel explosivo para el aumento de la pobreza. Una familia tipo necesitó a fines de enero $26.500 para no ser pobre y $10.600 para no caer en la indigencia. Si bien el gobierno todavía no difundió los nuevos datos de pobreza (serán publicados en marzo) estiman que el índice rondará entre el 33% y el 40% de la población. Teniendo en cuenta que la última medición de pobreza fue del 27,3% para el INDEC (principios de 2018) y del 33,6% para la UCA (fines de 2018), el aumento será significativo. Sin embargo, hay altas probabilidades que el gobierno intente “dibujar” un número por debajo del real como lo hizo en otras oportunidades. Por ejemplo, las estadísticas del gobierno de la Ciudad, independientes del INDEC, muestran un salto en la pobreza muchísimo más elevado; y estamos hablando del distrito más rico del país. En los tres años de Macri la pobreza en la Capital se duplicó (creció un 54,3%) y pasó de tener 414.000 pobres en 2015 a 639.000 a fines de 2018 (cerca del 21% de la población de CABA). A nivel nacional el crecimiento de la pobreza tuvo que haber sido mayor; sin embargo, el INDEC no lo refleja.

Ante este panorama, el consumo masivo continúa su caída libre. Si bien los últimos datos del INDEC son de diciembre, expresan una tendencia que se mantendrá durante todo el 2019. Los rubros donde se registraron los mayores derrumbes fueron: electrodomésticos (-5,1%); computadoras (-80%); supermercados (-8,7%), sobre todo en frutas y verduras; shoppings (-13,3%) y supermercados mayoristas (-12,4%). Un panorama desolador que continuará empeorando.

INFLACIÓN

La inflación de enero fue del 2,9% (49,3% interanual) y se espera que la de febrero sea aún mayor, cercana al 4%. Los pronósticos independientes para todo el año estiman una inflación del 30%, siempre y cuando no se produzca una devaluación.

Tarifas y alimentos fueron los rubros que más aumentaron y la Canasta Básica sufrió un incremento del 3,7% en enero (55,8% interanual), superando la inflación promedio. A fines del 2018 el gasto de los hogares en luz, gas, transporte y agua duplicó al de 2015. De captar (en promedio) el 4,2% de los ingresos en 2015, pasaron a significar un 10% en la actualidad.

CONSUMO

Con los últimos datos del mes de diciembre, los rubros que registraron los mayores derrumbes fueron: electrodomésticos (-5,1%); computadoras (-80%); supermercados (-8,7%), sobre todo en frutas y verduras; shoppings (-13,3%) y supermercados mayoristas (-12,4%).

El derrumbe económico continúa y no hay perspectivas de mejora alguna. La inflación no cede; el consumo y los salarios siguen cayendo; la pobreza es cada vez mayor y la fuga de capitales continúa descontrolada.

Inflación en aumento y salarios a la baja forman el cóctel explosivo para el aumento de la pobreza. Una familia tipo necesitó a fines de enero $26.500 para no ser pobre y $10.600 para no caer en la indigencia.

SALARIOS

En 2018 el Salario Mínimo Vital y Móvil cayó, en términos reales, un 11% (a unos U$D 280) y se ubicó en su nivel más bajo desde el año 2004. El SMVM en 2015 era de unos U$D 589, el más alto de Latinoamérica. Los $11.300 que cobra cerca el 50% de la clase trabajadora, representan menos de la mitad de la Canasta Básica Total de pobreza del INDEC y un 30% de la elaborada por ATE.

POBREZA

Los datos oficiales actualizados serán presentados en marzo, pero las estimaciones rondan entre el 33% y el 40% de la población nacional. Una familia tipo necesitó a fines de enero $26.500 para no ser pobre y $10.600 para no caer en la indigencia. En CABA la pobreza se duplicó desde que asumió Macri (creció un 54,3%) y pasó de tener 414.000 pobres en 2015 a 639.000 a fines de 2018.