A un año de la asunción del compañero Miguel Díaz-Canel y en el marco del recrudecimiento del bloqueo económico imperialista contra la Isla, la Revolución continúa firme en la construcción del socialismo bajo su nueva Constitución.

Abril fue un mes de ataques y contraataques cada vez más potentes entre el campo imperialista y los países que abogan por un mundo multipolar. A la guerra comercial de Estados Unidos contra China, se sumaron nuevas sanciones contra Irán, Venezuela y Nicaragua, además del recrudecimiento del bloqueo económico contra Cuba a través del “Articulo III” de la denominada Ley Helms-Burton. Con la aplicación de este apartado, que entraría oficialmente en vigencia el próximo 2 de mayo, el Poder Judicial norteamericano podrá accionar de forma extraterritorial contra empresas estatales cubanas y sancionar a cualquier empresa extranjera que se asocie con el Estado socialista. El imperialismo también incrementó las trabas para impedir el flujo de turistas norteamericanos a la Isla y el envío de remesas. Estas medidas, que buscan volver a imponer un “período especial” en el país, fueron anunciadas por el asesor de seguridad nacional estadounidense, John Bolton, desde Miami, cuna de la gusanera contrarrevolucionaria.

Desde el gobierno cubano rechazaron estas medidas ilegales, calumniosas y violatorias del derecho internacional, y llamaron al pueblo a estar preparado y alerta. “En 60 años, frente a las agresiones y amenazas, los cubanos hemos demostrado la férrea voluntad para resistir y vencer las más difíciles circunstancias. A pesar de su inmenso poder, el imperialismo no posee la capacidad de quebrar la dignidad de un pueblo unido, orgulloso de su historia y de la libertad conquistada a fuerza de tanto sacrificio”, formuló el camarada Raúl Castro en respuesta a Bolton.

El motivo de esta escalada de sanciones se enmarca en un debilitamiento progresivo del imperialismo a nivel mundial, especialmente ante el impresionante ascenso de China Popular y Rusia, cuyas economías continúan desarrollándose aceleradamente y con altas tasas de crecimiento. Por el contrario, Estados Unidos se encuentra en una situación económica delicada, con pronósticos de crecimiento a futuro muy pobres y una capacidad competitiva a la baja en todas sus grandes multinacionales privadas. El imperialismo, ante su negativa de competir de forma justa con los nuevos centros de poder multipolar, se va tornando cada vez más cerrado, agresivo y criminal.

Cuba, por el otro lado y pese al bloqueo, continúa por una senda de crecimiento económico estable. En 2018 el PIB creció un 1,2% y se espera un número mayor para este año. La puesta en vigencia de la nueva Constitución y el exitoso primer año de Díaz-Canel como presidente del país, son una clara muestra de la fuerza de la revolución cubana. Además, la legalización y regularización de la pequeña empresa privada y del sector no estatal de la economía permitirán al gobierno centrar todos sus esfuerzos en mejorar la productividad del sector estatal socialista, que es la columna vertebral del desarrollo económico y social del país. No por casualidad las nuevas sanciones de EE.UU. son directamente contra las empresas estatales más productivas de Cuba. Así y todo, pese a las dificultades, Cuba seguirá su camino a la victoria. “Asumimos el mandato de cambiar todo lo que deba ser cambiado y corregir todo lo que entorpezca y retrase el camino a la prosperidad posible. Lo que sí no cambiará será nuestra actitud frente a los que sostienen la espada contra nosotros. No, señores imperialistas, los cubanos no nos rendimos, ni aceptamos leyes sobre nuestros destinos que estén fuera de la Constitución. En Cuba mandamos los cubanos”, aseguró Díaz-Canel ante la Asamblea Nacional de Poder Popular.