Las mentiras del gobierno y sus repetidoras mediáticas se suceden a la velocidad de la luz en épocas de campaña electoral. Entre la bronca y la resistencia se van dando las respuestas de los distintos sectores sociales a la crisis.

Ninguna de las medidas anunciadas por el gobierno alcanza para paliar la debacle social generalizada, que hace rato viene pegándole duro a amplios sectores, incluidas las clases medias urbanas. Ni los precios esenciales (que no existen en góndola) ni el remedo del Ahora 12, ni los créditos usurarios del ANSES tuvieron algún impacto en el acceso a bienes y servicios básicos para la población.

La lucha contra el delito de María Eugenia Vidal no existe, las propias cifras oficiales presentaron el aumento del delito: los robos, las estafas, los secuestros y los homicidios en ocasión de robo. Al mismo tiempo las agencias de Vialidad de todo el país notificaron sobre el deterioro de las rutas nacionales, la destrucción de las provinciales y el grado mínimo de inversión. Desde el sitio súper archi macrista Chequeado.com, salieron a aplacar la mentira de los 7600 kilómetros y consignaron que apenas se concluyeron menos de 500 km. Sobre las cloacas y el tendido de red de gas pasó lo mismo. La EPH demuestra que no hubo un cambio en la cantidad de hogares conectados a la red cloacal, tampoco aumentó el tendido de gas natural. De obra pública ni hablemos.

Lo que sí es un hecho es el derrumbe de los niveles de consumo en la población gracias al desempleo o la baja del poder adquisitivo. Los números de pobreza e indigencia hablan de la pauperización creciente de vastos sectores de la sociedad. Las ferias de canje se suceden en las plazas del Conurbano, la capital porteña y en grupos de Facebook con más de 77.000 miembros.

El paisaje cotidiano de los supermercados modifica el registro de marketing por el de seguridad. En vez de exhibir productos para la venta masiva, llenan las góndolas de lácteos con alarmas y otras modalidades de control electrónico cual si vendieran IPhones. Es que, como consecuencia de la inflación, los productos lácteos que integran la canasta básica de alimentos (queso rallado, junto con el yogurt, la manteca y la leche) resultan un bien de lujo. Las familias de menores ingresos no pueden garantizar a los chicos las porciones diarias de lácteos que necesitan y la reemplazan con bebidas azucaradas e infusiones. Tampoco las capas medias están pudiendo resolver los desayunos y meriendas de toda la familia.

La realidad cada día resulta cada vez más dramática para millones de familias argentinas. Nadie llega a fin de mes, ahora la proeza es comer cuatro veces por día. En los hogares del Gran Buenos Aires avanza el sistema de electricidad prepago así como crece en todo el país la desconexión al tendido de gas natural debido a los incrementos de tarifas del 3100% acumulado desde diciembre de 2015. El mecanismo es similar al de los teléfonos celulares: se carga una tarjeta en el quiosco por un monto determinado y cuando se consume el total se corta la luz.

Los medidores prepagos se propagaron con velocidad, son colocados entre usuarios de los barrios residenciales que no les quedó otra que aceptarlos o quedarse totalmente a oscuras. Las asociaciones de defensa del consumidor denuncian que las distribuidoras llevaban más de 15 años tratando de avanzar con este sistema y que no lo habían podido instalar por la resistencia de los vecinos. Dos años y medio de gobierno de Macri lo lograron.

Por otro lado, entre 180 y 200 mil usuarios de gas se encuentran en peligro de ser afectados por el corte del servicio en el país. Son quienes tienen gas por la protección que les daba una medida cautelar dictada por el Juez Alejo Ramos Padilla. Tras la caída del amparo las empresas quedaron facultadas para interrumpir el servicio. Cada vez más hogares se desconectan de la red para adquirir garrafas. En el transcurso del gobierno de Cambiemos la garrafa social de 10 kg aumentó 236 por ciento. Además, se recortó el porcentaje del subsidio a la población: en 2015 era del 79,3% mientras que ahora sólo cubre el 56% del valor.

Las Pymes y los comerciantes no se la llevan de arriba y en lugares como Mar del Plata piden la emergencia económica para tratar de frenar los cierres. La caída en el consumo se combina con un aumento en el precio de insumos y servicios públicos. Lo mismo pasa en el resto del país. Industrias, supermercados, panaderías, locales de ropa, cadenas de electrodomésticos, kioscos, jugueterías, agencias de autos, farmacias, cines, teatros, entre otros, denuncian cierres, pérdida de puestos de trabajo y situaciones graves. La sensación que aparece es el miedo a que gane Macri. El caso de Héctor Méndez, ex presidente de la Unión Industrial Argentina es paradigmático. En declaraciones recientes dijo que eran el peor gobierno de la historia. El entusiasta vocero de Macri en las elecciones de 2015 confesó que no irá a votar en los próximos comicios: “Esto es comparable con la época de Martínez de Hoz. Aunque es más duro por las expectativas que generó. Uno no esperaba de Martínez de Hoz una acción mejor, sí la esperaba de Macri”, admitió. “Yo dije que el proyecto de Macri era más serio que el de Scioli. Bueno, me equivoqué y me duele. Me duele haber sido cómplice silencioso de Macri”, reconoció.

Las escenas de desesperación se observan ante la falta de trabajo. Más de 10 cuadras de cola para conseguir trabajo de guardia cárcel en Olmos con personas que acamparon la noche anterior en la puerta del penal platense. Los dos botelleros detenidos por robar palomas para comer cuando entraron al palomar de un jubilado. Las 43 pymes que cierran por día, como la tradicional mielcita que dejó a 150 trabajadores en “pampa y la vía”.

Medidores prepagos de electricidad

En el Gran Buenos Aires hay 190 mil medidores prepagos, según datos de EDENOR. En abril del 2018, eran 70 mil; en diciembre se habían duplicado a 140 mil. En junio de 2019 llegaron a 180 mil. En este último mes se agregaron 10 mil nuevos. Los municipios con mayor número de medidores prepagos son Moreno, La Matanza, Merlo y Malvinas Argentinas. Se acaba el crédito, se corta la luz.

Gas para pocos

El Programa Hogar fue el cambio de nombre del programa Garrafas para Todos. Al finalizar 2015, el precio de venta de la garrafa era 97 pesos, el monto del subsidio alcanzaba el 79,3 por ciento (77 pesos por garrafa). A partir del gobierno de la Alianza Cambiemos el precio fue aumentando progresivamente durante estos casi cuatro años, pasando a valer 326,36 pesos, un incremento de 236 por ciento y ahora sólo cubre el 56 por ciento del valor (183 pesos por garrafa).

Quiebra de pymes y comercios

Los datos de AFIP muestran que cerraron 5170 firmas en el 1er cuatrimestre. En un año ya superan las 12 mil. El número equivale al cierre de 43 empresas por día. Se trata de un agravamiento de la situación ya que se registraron 23 cierres diarios en esos mismos cuatro meses de 2018, mientras que el promedio diario de todo el año pasado fue de 18 cierres. Las más afectadas fueron las más pequeñas. En las firmas que emplean menos de 50 trabajadores, el saldo es de un cierre de 5303 durante los primeros cuatros meses del año, hecho que es compensado con alzas en empresas de mayor tamaño, lo que indica un proceso de concentración del capital.

Lácteos, bien suntuario

El precio de la leche para el consumidor va desde 35,80 (productos esenciales) a 51 pesos (de una primera marca). El queso rallado en sobre de primera marca vale 173 pesos los 150 gramos, es decir 1.153 pesos el kilo. La leche fluida aumentó 85,5 por ciento en 12 meses. La disparada en los precios es tan contundente que la demanda de leches fluidas se derrumbó un 13 por ciento, las leches en polvo un 11 por ciento, los quesos un 6 por ciento y el resto de los productos lácteos otro 13 por ciento. La razón del aumento es que por la suba del dólar es más rentable exportar que vender en el mercado interno.

Nadie llega a fin de mes

Las últimas cifras de la Secretaría de Trabajo revelaron la pérdida de 217 mil empleos registrados privados en un año para mayo de 2019. De 42 meses de gobierno de Macri, en 41 cayó el empleo. Al proceso de destrucción de empleo se suma la pérdida de poder adquisitivo, que ascendió al 11,3 por ciento en mayo respecto al mismo mes de 2018. En este escenario, las caídas no se limitan a los productos que componen las canastas de alimentos. Indicadores de consumo más amplios marcaron un desplome del 9,2 por ciento en junio y acumulan 12 bajas consecutivas.