El imperialismo continúa provocando y asediando a la República Islámica de Irán con el objetivo de frenar su desarrollo. Irán es el principal garante de la paz y soberanía en Medio Oriente, y su derrota significaría la recolonización de la región.

Con el objetivo de querer controlar el mercado petrolero y sus rutas comerciales, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN están buscando tomar el control del estrecho de Ormuz, por donde pasa gran parte del petróleo mundial. Sin tapujos, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, afirmó la semana pasada que Washington está creando una coalición para patrullar esta importante región marítima (que conecta el golfo Pérsico con el golfo de Omán). En la misma sintonía se expresó el Ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Jeremy Hunt, quien declaró que su país planea convocar una misión europea para “proteger” sus buques comerciales de la “amenaza iraní”.

Esta situación comenzó a escalar después de que Irán detuviera a un buque británico, el “Stena Impero” cerca de sus costas, como respuesta a la captura de uno de sus buques por parte del Reino Unido en el estrecho de Gibraltar. Alí Lariyaní, presidente del Parlamento de Irán, reconoció que el Stena Impero fue apresado en represalia por la captura del petrolero persa, Grace 1, que sigue detenido desde principios de julio acusado de comerciar crudo con Siria. Ante esta situación, el presidente iraní, Hasan Rohani, fue contundente: “Para nosotros es muy importante la seguridad en el Golfo Pérsico, el Estrecho de Ormuz y el Mar de Omán. Está región tiene una importancia especial. No es un lugar para bromear, ni menos una zona donde un país viole las normas marítimas. La responsabilidad de proteger esta zona recae principalmente en Irán y sus vecinos. Aquí, no tienen nada que hacer los extranjeros”.

A la vez, mientras la monarquía británica se negaba a devolver el buque iraní, la inteligencia persa capturaba en su territorio a 17 espías de la CIA. “Los espías identificados trabajaban en centros clave del sector privado vinculados con la economía, la investigación nuclear, las infraestructuras, el campo militar y la cibernética; donde recogían información reservada”, afirma el comunicado oficial. Según diversas fuentes, los espías, todos de nacionalidad iraní, serán sentenciados a muerte.

El modelo unipolar, moribundo pero más peligroso que nunca, está buscando a como dé lugar detener el desarrollo económico de Irán y sus aliados regionales (Irak, Siria, Líbano y Palestina). La caída de Irán precipitaría la derrota de estas naciones aliadas que hoy se encuentran en una situación de asedio por parte de la OTAN. Irak y Siria serían divididas en varios estados enfrentados entre sí; El Líbano sería catalogado como Estado terrorista e invadido (Argentina siendo cómplice de esta situación al catalogar a Hezbollah, que es parte del gobierno libanés, como “organización terrorista”); e Israel borraría del mapa a Palestina sin siquiera pestañear, como quedó demostrado el 22 de julio pasado, cuando decenas de hogares palestinos en Jerusalén Este fueron demolidos con topadoras para que colonos sionistas los ocuparan luego.

Irán es hoy la Venezuela de Medio Oriente en cuanto a su importancia geoestratégica y cuenta con el apoyo de otras dos murallas multipolares (mucho más poderosas): La República Popular China y la Federación Rusa. El imperialismo sabe que estas dos potencias están funcionando como escudos defensivos disuasorios ante cualquier aventura militar. No hay dudas de que la fuerza de Irán no sería la misma si no fuese por estos aliados clave. Medio Oriente es una trinchera a la que hay que defender.