El 11 de diciembre pasado asumió Axel Kicillof, nuevo gobernador de la Provincia de Buenos Aires, y ya comenzaron las medidas para paliar la emergencia económica, alimentaria, social y sanitaria.

Un día después de la asunción de Alberto y Cristina con una histórica Plaza colmada, hizo lo propio Axel Kicillof, gobernador electo de la Provincia de Buenos Aires, quien tras una elección en la que obtuvo un triunfo muy holgado gracias al apoyo de millones de bonaerenses que le cerraron la puerta a las políticas neoliberales de Vidal, asumió con la presencia de los flamantes Presidente y Vicepresidenta de la Nación, intendentes del Conurbano, dirigentes sindicales y de derechos humanos, entre otros.

Tras recibir los atributos protocolares de manos de Verónica Magario, su Vicegobernadora, y jurar formalmente como cabeza del gobierno de la Provincia con más habitantes del país, Axel encaró un discurso centrado especialmente en no perder la esperanza, tras años de desmantelamiento, y en el factor económico, dado que la derecha le deja una Provincia endeudada: “el problema no es cuanto queda en la caja, sino las obligaciones que tenemos que atender”, haciendo referencia a los sueldos y las obligaciones de deuda totalizan unos 40 mil millones de pesos a pagar en los próximos 30 días. En la provincia la deuda con organismos de crédito se quintuplicó, en línea con lo que fue la política económica del país.Destacó, también, una medida urgente anunciada en el momento mismo de la asunción: la suspensión del aumento tarifario previsto para el inicio del 2020, que preveía un 25% más en materia energética.

“Más ajuste es un círculo vicioso, significa menos actividad y menos recaudación”, sentenció Kicillof indicando que de este modo la Provincia perdió autonomía fiscal y anticipando cuál será la senda a caminar por parte de la gestión bonaerense: la de la producción y el horizonte en el bienestar de los trabajadores y trabajadoras.

Un momento muy importante de su discurso fue la mención al estado de la educación en la provincia, con la referencia ineludible a los compañeros docentes Sandra Calamano y Rubén Rodríguez, quienes murieron tras una falla de gas en la Escuela N° 19 de la localidad de Moreno, en la que se encontraban antes de hora para darle de comer a los chicos. “No esperen ver ni un gobernador ni una vicegobernadora que se enfrente y ataque permanentemente a los maestros y maestras. Hay que defender la escuela pública, hay que defender la universidad pública, a la ciencia y la investigación.”

Por su parte, la primera semana de gestión del nuevo gobernador ya arrojó algunas novedades atinadas, en consonancia con la titánica tarea de reconstrucción tras el estado de tierra arrasada que dejaron Macri y Vidal: en primer lugar, medidas de emergencia como la creación de un régimen de regularización de deudas para pequeñas y medianas empresas, que contiene la condición de que éstas mantengan al personal; la coordinación con el gobierno nacional en pos de ejecutar programas alimentarios que empiecen a paliar el hambre de los argentinos; y la creación del Consejo Universitario, un ente de seguimiento de las universidades tanto provinciales como nacionales que se encuentren en territorio bonaerense, a cargo de la compañera Florencia Saintout.

De esta forma comienza un gobierno que asume el estado de emergencia que recibe en todos los aspectos, con un gabinete con experiencia en la materia, propio para los complejos tiempos que corren, y que desecha la idea de que la Provincia de Buenos Aires es “inviable”, tal como el establishment viene deslizando desde hace años a través de sus usinas mediáticas. Resultó certera en este sentido la frase del ex gobernador Antonio Cafiero con la que Axel cerró su discurso: “el que sueña solo, solo sueña. El que sueña con otros, hace historia”.