DESPIDOS, TARIFAZOS, RECESIÓN Y CRISIS

Paremos el ajuste

La puesta en escena montada días atrás por Mauricio Macri junto al establishment empresarial, donde en un papel sin siquiera membrete se “comprometieron” a no despedir trabajadores por 90 días, muestra el nivel de cinismo del gobierno nacional frente a un drama (como lo es el desempleo) que durante los últimos 12 años no formó parte de las principales preocupaciones de nuestro pueblo. La obscena cortina interpuesta por los medios masivos de comunicación es la que permite al presidente tomar por idiotas al conjunto de los argentinos. Sin esa cobertura, no se animarían a tanto.

Entre diciembre de 2015 y marzo de este año hubo 141.542 cesanteados en el mercado laboral. De ese total, 57.824 ocurrieron en la rama de la construcción, al tiempo que 18.824 se explicaron por los despidos en establecimientos manufactureros y 3.798 en el sector de servicios. El resto de los desocupados (61.096 personas) fueron por el ajuste en el sector público nacional, provincial y municipal. La UOM advirtió que peligran 10.000 puestos de trabajo en el sector metalúrgico e YPF ya anunció que durante 2016 van a reducir su planta de personal en el orden de 2.500 trabajadores, entre jubilaciones, retiros voluntarios y despidos.

La petrolera estatal mostró una caída en sus ganancias del 63,8 por ciento en el primer trimestre del año. La fuerte devaluación y menores ventas explican este retroceso. Según datos del propio Banco Central, el consumo en supermercados cayó 4,8 puntos durante los primeros tres meses del 2016, con un abril que alcanzó el mayor índice inflacionario en 14 años: un piso de 7% y un techo de 8,5%. Como trasfondo de este escenario dantesco (si se toma en cuenta el contraste con el país que dejó Cristina) surge otro dato revelador: por primera vez en 17 años las exportaciones primarias (del complejo agropecuario) superaron a las fabriles.

Mientras se cocina este caldo con dramáticas consecuencias económicas y sociales para millones de compatriotas, el gobierno (y en particular quien está frente del Ejecutivo) muestra una creciente impericia para sostener políticamente sus medidas de ajuste. Es lo que le comienzan a señalar -con insistencia- los principales editorialistas de los diarios oficiales. Se debilitó la base de aliados de Cambiemos en ambas Cámaras del Parlamento, también entre los sectores “amigables” del movimiento obrero, incluso entre los factores del poder real que entronizaron a Macri.

No obstante esto, fue la aparición de Cristina el hecho que trastocó drásticamente el escenario político y obligó a un reordenamiento en torno a la centralidad que objetivamente ocupa su figura. Ahora debemos concentrar nuestros esfuerzos en responder a los desafíos que nos dejó planteados: desde la base, en cada lucha, en cada reivindicación de nuestro pueblo, construir el Frente Ciudadano para resistir la aplicación del neoliberalismo y acumular las fuerzas necesarias para restablecer el proyecto nacional y popular en nuestra Patria.

Esa es la tarea estratégica no sólo en la Argentina sino también en América Latina. Al cierre de esta edición el Senado brasileño se apresta a aprobar el inicio del juicio político contra la compañera Dilma Rousseff, lo que obligaría a separarla de su cargo durante 180 días. Se trata de un proceso que ha violado todos y cada uno de los resortes institucionales, incluso con escenas propias del grotesco. Lo cierto que mientras avanza el golpe parlamentario promovido por el imperialismo y sus socios locales, se extiende a lo largo y ancho del país hermano un extenso frente de lucha que, bajo el liderazgo de Lula y el paraguas del Frente Popular Brasil, debe tornar ingobernable la aventura golpista de Michel Temer y su elenco de traidores. Más temprano que tarde el pueblo brasileño vencerá.