BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA

Bajo el signo de la resistencia

Por Rodolfo G. Módena

Aún vibran en nuestra memoria las inolvidables celebraciones populares del Bicentenario de la Revolución de Mayo. Es que aquel 25 de Mayo de 2010, la Patria estuvo realmente y como nunca de fiesta. La Plaza de Mayo fue del pueblo argentino y flamearon las banderas, sonaron las canciones y desfilaron las imágenes más maravillosas que se puedan reivindicar desde la conciencia y el corazón nacional y latinoamericano.

Estaba Cristina de Presidenta. Estaba Néstor Kirchner. Y Jorge Pereyra con nosotros. Y en marcha un proyecto político y social, nacional, popular, democrático y latinoamericanista como no vivíamos desde los tiempos de la Primera Independencia de la Patria Grande, y más.

Fue tan distinto de aquellos fastuosos actos del Centenario oligárquico de 1910, como distinto será de este Bicentenario de la Independencia que los argentinos conmemoraremos bajo el signo de la resistencia a la restauración neoliberal del gobierno del Ingeniero Macri y compañía.

“Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia, que regla nuestros votos, declaramos solemnemente a la faz de la tierra que, es voluntad unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli…”

Así rezaba la Declaración de la Independencia aprobada en Tucumán el 9 de julio de 1816, a la que diez días después -en sesión extraordinaria- se le agregó: “y de toda otra dominación extranjera”.

Una frase que ha sido negada sistemáticamente por las clases dominantes que hegemonizaron la Patria durante dos siglos, y que hoy pretenden volver a hacerlo, subordinando el interés nacional al gran capital transnacional.

Pero más temprano que tarde, nuestro pueblo sabrá sacar sus propias conclusiones sobre la etapa que nos toca vivir. ¡Y ya lo está haciendo!

Porque en esto, las comparaciones no son para nada odiosas ni ociosas, sino absolutamente pertinentes y necesarias.

Y las plazas de la Patria se seguirán agitando, reivindicando los derechos conquistados en la Década Ganada kirchnerista. Y no habrá vallas policiales ni persecuciones judiciales que logren impedir la marcha definitiva hacia nuestra Segunda Independencia.

Aunque la sigilosa canciller Malcorra -empleada del actual y más sofisticado “ministerio de colonias”- explore los mil y un atajos para resucitar al ALCA, enterrado por Néstor, Chávez y Lula, aquel inolvidable 5 de noviembre de 2005 en Mar del Plata.

Y aunque Macri, con su habitual desvergüenza, haya invitado a Juan Carlos de Borbón a su lamentable cita oficial de este 9 de julio.

Más temprano que tarde, nuestro pueblo sabrá sacar sus propias conclusiones sobre la etapa que nos toca vivir. ¡Y ya lo está haciendo!