EDITORIAL

EL CAMINO ES ORGANIZAR

Hacia una nueva mayoría

El impacto del neoliberalismo sobre las condiciones de vida de millones de compatriotas es devastador por sus alcances económicos y sociales, su profundidad, y en muchos casos porque el daño producido tiene efectos irreversibles. En sólo 9 meses, el consumo de carne cayó un 8,7 por ciento. Una caída idéntica (entre 7 y 8 por ciento) experimentó el consumo de leche durante el primer semestre de 2016. Vamos a tener en la Argentina nuevas generaciones de chicos sin los valores nutricionales necesarios, algo que fue posible evitar durante los últimos años gracias a la Asignación Universal por Hijo. Para el ministro de Educación Esteban Bullrich, “a un pibe le podés dar un plan social, pero esa plata la va a usar para comprar balas”. Es el mismo que habló de un “sistema de educación pública diseñado para hacer chorizos” y el que convocó a una nueva Campaña del Desierto.

Existe una porción de la sociedad que celebra este tipo de conceptos, o aplaude los insultos de Lanata a Cristina y sobre esa base impugna todos y cada uno de los derechos conquistados durante la década ganada. A ese segmento le habla el gobierno, mete fichas, exacerba la violencia y busca diferentes tipos de reacción para enrarecer la construcción política. Pero con ese odio propalado no resuelven el drama de quienes perdieron el laburo, de aquellos que no pueden afrontar el aumento descomunal de los servicios públicos o de los que ven mermados mes a mes sus salarios y jubilaciones. Son necesarios los argumentos, las ideas y el esclarecimiento respecto de lo que fuimos hasta diciembre, y lo que somos hoy. Debemos explicar el porqué de la caída en las ventas por el Día de la Madre, las consecuencias del colosal endeudamiento externo de 30 mil millones de dólares en 10 meses de gobierno, y los efectos de una reprimarización de la economía acompañada por una avalancha de importaciones de productos manufacturados.

Una encuesta reciente revela que un 55 por ciento de la población respalda la convocatoria a un paro general contra el gobierno. Esto se da en el contexto de un retroceso sostenido de la imagen de Mauricio Macri, y un malestar creciente por la actitud cómplice y funcional a la derecha de un sector de la dirigencia sindical, de la CGT en particular. Por eso Cristina advierte sobre la necesidad de construir representación política abajo, en las fábricas y empresas, en los barrios, colegios y universidades, con la proa dirigida al surgimiento de una nueva mayoría. Lejos de ser una consigna, describe como sólo ella puede hacerlo el camino que debemos recorrer para acumular las fuerzas necesarias que nos permitan construir ese Frente Nacional, Popular y Democrático. No será un sendero pavimentado, en especial por la coyuntura histórico-concreta de nuestro país. “El neoliberalismo, como una forma superior del capitalismo, ha trabajado creando subjetividades, creando sentido común en amplios sectores de la población”, afirmó CFK semanas atrás en la Universidad de Quilmes.

La lucha contra la política del imperialismo es de carácter global y es liderada por el accionar de aquellos países que empujan la transición hacia un mundo multipolar. Días atrás se congregaron en la India las naciones que integran el BRICS, dándole un nuevo impulso a los esfuerzos por configurar un orden internacional justo donde se preserve la paz mundial. Resulta cada día más decisivo el papel de la Federación Rusa y la República Popular China en la búsqueda de estos objetivos, en un contexto de agudización de la guerra en Siria, que los yanquis quieren utilizar para desatar un conflicto armado de alcances mayores y con consecuencias imprevisibles.

América Latina es otro de los escenarios en disputa, y esa disputa se va a resolver en las calles. Con avances y retrocesos, no cede la disposición de lucha de quienes defienden las conquistas alcanzadas, ya sea porque buscamos recuperar lo arrebatado o, aquellos que pudieron conservar el gobierno, para ir por más. El imperialismo advierte los peligros y por eso busca encarcelar a Lula en el Brasil y a Cristina en nuestro país.

La movilización popular se extiende en la Argentina impulsada por los estragos del neoliberalismo, que todo lo pudre y todo lo descompone. El cierre de esta edición coincide con el llamado a un paro nacional de Mujeres y una nueva concentración por NI UNA MENOS frente al crecimiento apabullante de la violencia de género en nuestro país, en un contexto de profundización de la crisis económica y social. El gobierno responde con represión a quienes levantan la voz (como sucedió en Rosario semanas atrás) y desmantelando áreas sensibles del Estado que durante los últimos 12 años abordaron con decisión la protección de los derechos civiles de las mujeres. Hay que luchar y enmarcar esta lucha en el camino para lograr el retorno del proyecto nacional y popular, único escenario donde podremos afrontar y revertir este flagelo desgarrador y lacerante.