AMÉRICA LATINA

Venezuela contra el golpe

Rodilla en tierra para defender la Revolución y el legado de Hugo Chávez. Fracasa la oposición en su alegada pretensión de restaurar la IV República.

La ofensiva de la derecha golpista venezolana, empujada por los EE.UU. y los medios masivos de comunicación, busca desesperadamente los atajos que le permitan alcanzar el objetivo largamente pretendido de acabar con la Revolución Bolivariana.

El intento de restauración de la IV República tuvo su comienzo el mismo 2 de febrero de 1999, con la asunción de la Presidencia de la República del compañero Hugo Chávez Frías cuando se dio comienzo al formidable proceso de empoderamiento del pueblo venezolano, condenado hasta ese momento a ser convidado de piedra en la mesa de los poderosos que saqueaban la riqueza natural, apropiándose de la renta producida por el mar de petróleo en el que nada la nación caribeña.

La reforma de la Constitución venezolana, estableciendo nuevas reglas de juego para el ejercicio democrático y haciendo eje en los derechos de los sectores más vulnerables y expoliados por décadas, establecía la posibilidad de convocar a un Referendo Revocatorio para destituir al Presidente a mitad de su mandato cumpliendo ciertos requisitos. La activación del mismo requiere de los opositores conseguir el 1% de las firmas del padrón electoral para legitimarse. Luego se impone recoger el 20% de firmas habilitadas para llegar a las urnas.

La MUD inició el proceso sin dudar en cometer irregularidades tales como la presentación ante el CNE de más de 600 mil firmas fraudulentas entre fallecidos, no inscriptos, delincuentes condenados, menores de 18 años y usurpación de identidades. Advertida y denunciada la situación por el órgano electoral constitucional, se convocó para el 26, 27 y 28 de octubre el proceso de recolección de firmas. Ante esto, la Asamblea Nacional, con mayoría opositora, sesionó el 23 de manera extraordinaria declarándose en “rebelión”.

Allí, declararon que Maduro dio un Golpe de Estado; solicitó sanciones internacionales contra el Gobierno legítimo; denunció ante la Corte Penal Internacional a las rectoras del CNE y a los jueces que promovieron denuncias por el fraude en la recolección de firmas que frenó el proceso revocatorio, destituyéndolos así como también a los jueces del Tribunal Supremo de Justicia. Como si fuera poco, la derecha parlamentaria propuso debatir sobre la supuesta doble nacionalidad de Maduro e intentar declarar el abandono del cargo.

La permanente injerencia del imperialismo en el desarrollo de los acontecimientos en Venezuela, apoyada por las nuevas autoridades de países latinoamericanos como Argentina, Brasil y Paraguay, tratan de torcer el destino, pese a lo cual la restauración de la IV República no logra consolidar su tarea contrarrevolucionaria.

La tan promovida por los medios de comunicación Toma de Venezuela fracasó en las calles viéndose ampliamente superada su convocatoria por la movilización del pueblo venezolano en defensa de su Revolución. El mismo resultado arrojó el llamado a un lockout que intentaron disfrazar de paro contra el “régimen”. Una y otra vez, la derecha golpista choca de frente contra el pueblo movilizado a pesar de la guerra económica a que lo someten los poderes económicos de los guarimberos escuálidos.

El alegado “juicio político” al que pretenden someter a Maduro es un mecanismo que no existe en la Constitución Bolivariana y por lo tanto no pueden llevar adelante la farsa que se desarrolló en Brasil para destituir a Dilma o el Golpe parlamentario que en su momento alejó a Lugo de la Presidencia del Paraguay, aún cuando cada una de las estrategias desplegadas sin éxito siguen el camino trazado por el imperialismo para condicionar a su “patrio trasero”.

El establecimiento de la mesa de diálogo propiciada por el Papa Francisco, es demostrativa de la voluntad democrática del gobierno de Maduro por llegar a un acuerdo que permita frenar la ofensiva golpista y establecer canales de convivencia que faciliten el desarrollo de la nación caribeña.

El pueblo movilizado junto a sus líderes manifestando pacíficamente una y otra vez, deja en claro la voluntad de profundizar los cambios revolucionarios y no caer en las provocaciones del enemigo.