EDITORIAL:

UN GOBIERNO EN CRISIS

Un pueblo que lucha

No es sencillo sintetizar (sin abrumar al lector) la extensa concatenación de medidas antipopulares que la Alianza Cambiemos reservó para nuestro pueblo en este 2017. Expresa una profundización del proyecto neoliberal que encarna Mauricio Macri, quien logró en tan sólo un año de gobierno una caída de la economía superior al 2%. Llegamos a marzo con nuevos tarifazos en el transporte, en la luz, en gas y agua, en combustibles, en peajes y telefonía celular, por citar sólo los más significativos. Los cierres de fábricas (muchas emblemáticas de nuestra industria), despidos y suspensiones se esparcen como una mancha venenosa sobre todo el complejo productivo, impulsados por la recesión, la drástica caída del consumo y la avalancha importadora (un reciente informe de la CAME sostiene que sólo este año las importaciones de bienes de consumo masivo crecieron un 22,5%). El precio de los alimentos sigue escalando, el caso del pan es el más simbólico. Mientras Macri se vanagloria de las 130 millones de toneladas de trigo (destinadas a una exportación sin retenciones), no dice que este elemento básico de la mesa familiar aumentó su precio un 83% desde que él asumió a esta parte.

A la desesperante situación económica y social se suma la secuencia de escándalos derivados del obsceno resurgimiento de la patria contratista, cuidadosamente enmascarados por los grandes medios monopólicos como “conflicto de intereses” o “errores no forzados”. En el transcurso de dos meses saltaron “vueltos” como los retornos de Odebrecht a la familia presidencial por el soterramiento del Sarmiento, la bochornosa condonación de 70 mil millones de pesos a Correo Argentino (que no pasó) y la asignación de rutas a las aerolíneas de bajo costo (entre ellas Avianca, perteneciente a los Macri), en desmedro de nuestra línea aérea de bandera. Entre bomba y bomba se conocía el ajuste sobre los haberes jubilatorios, ya agredidos por la creciente inflación. Los funcionarios balbuceaban intentando explicar lo inexplicable y reculan cubiertos por Clarín y compañía, que también los reprendieron.

No hay escudo que pueda cubrir tanto desastre concentrado. La imagen presidencial y la del gobierno experimentan un marcado deterioro. Los que opinan mal son más que los que opinan bien y no hay expectativas económicas positivas. Es en este contexto que el presidente inaugura las Sesiones Legislativas. Los únicos convocados fueron los policías y gendarmes quienes -armados hasta los dientes- blindaron el recinto. En su discurso, Macri combinó frases célebres de Durán Barba con destellos de optimismo realmente muy alejados de la realidad nacional. Es notoria la semejanza con el 2001, aunque con una dosis de agresividad y odio de clase desbocados.

En este marco queremos ratificar nuestra solidaridad con la compañera Milagro Sala, presa política del macrismo, a quien buscan quebrar mediante provocaciones de distinta índole, tal como sucedió recientemente en el penal de Alto Comedero, donde se encuentra ilegalmente detenida.

Cristina es la principal destinataria de los ataques, aunque en estos días torpedearon también (con amenazas, sabotajes y aprietes) a aquellos gremios con disposición a resistir la aplicación del neoliberalismo y la enajenación de las conquistas alcanzadas. Es el caso de los docentes, plantados en la defensa de una paritaria nacional sin techo que ordene la discusión salarial; fueron antes los bancarios, quienes lograron imponer su acuerdo con la patronal frente al desembozado intento del Ejecutivo por voltear la recomposición alcanzada. Los próximos 6, 7 y 8 de marzo (paro docente, convocatoria de la CGT y marcha de las mujeres) serán jornadas de gran relevancia que expresarán el fuerte y extendido descontento popular que generan las políticas de ajuste y endeudamiento. Pymes y diversos segmentos empresariales afectados también se han sumado a la protesta del martes 7, cuyos contenidos serán con certeza más avanzados que los que promueven sus propios organizadores. Lo cierto es que la conducción de la CGT (después de más de un año de letargo) tuvo que convocar a una movilización ante la imposibilidad de seguir planchando a la base de los laburantes. Mucho daño podríamos haber evitado, muchas conquistas hubiéramos preservado si quienes están al frente de la principal central obrera hubieran asumido una posición combativa desde el 10 de diciembre de 2015.

Cristina, cuya ascendencia entre los obreros se sustenta en 12 años de transformaciones, llamó a participar masivamente junto a los trabajadores y trabajadoras para que “el gobierno vea al pueblo”. Mientras, enfrenta a los perros judiciales que buscan por todos los medios proscribirla, silenciarla, borrarla de la política. ¿Por qué? Porque es la alternativa del campo popular, la única que está en condiciones de liderar un proceso de organización y gobierno de las grandes mayorías.