FRENTE AL AJUSTE

La única salida

La campaña electoral va adquiriendo fragor por el impacto de cada aparición pública de Cristina, arremolinada de pueblo en territorio bonaerense. Frente a la cerrazón informativa que el gobierno va sellando con la armada de Clarín, CFK abre una cuña e instala en el centro del debate la discusión del modelo de país, del ajuste que se viene, de los millones de compatriotas que todos los días se caen del mapa. El rol que asume la ex presidenta en la etapa actual y su pelea trascienden al gobierno, al macrismo o al monopolio de Magnetto. Cristina dificulta los planes del imperialismo para América Latina, así como Lula los dificulta en el Brasil. Por eso la inquina, la persecución desembozada y el nerviosismo del enemigo común.

La “recuperación económica” que el gobierno dibuja en el aire es rebote estadístico, no crecimiento con la gente adentro. Las ventas en las grandes cadenas de supermercados cayeron 2,1 por ciento a pesar de los descuentos ofrecidos. El sector destruyó 1353 puestos de trabajo sólo en el mes de julio. Sigue cayendo la producción de bienes no durables, que son los bienes de consumo masivo. Empeorará con el tarifazo a la luz y el gas (después del Ahora 4) que sobrevendrá a las elecciones, el aumento del boleto del transporte público, el precio liberado de los combustibles o la reforma laboral por sector que ya empezaron a acordar con algunos de los miembros del “triunvigato”.

El pasado 25 de septiembre, la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) comunicó que incrementará sus tasas de interés de forma gradual. Anunciaron que en octubre comenzarán a absorber parte del dinero proporcionado desde la crisis financiera de 2008, tras años de inyecciones de liquidez. Eso significa deuda más cara. Según el proyecto de ley de Presupuesto 2018 que presentó Dujovne hace unos días, el gobierno seguirá emitiendo compulsivamente y destinará un 14% de los recursos totales al pago de intereses, 8 puntos más que lo destinado en 2016. Esto se llama AJUSTE. El gobierno necesita cubrir el rojo fiscal y déficit comercial (el mayor en 20 años) que sus propias políticas generaron, y lo harán con deuda más cara, aceptando cualquier condicionamiento y descargando los costos de la crisis sobre las espaldas de las mayorías.

Uno de los ejes sobre los que trabaja el enemigo es el de restablecer el sistema bipartidista neoliberal, buscando garantizar permanencia y continuidad al saqueo planificado. Son los yanquis los que enhebran, por eso decimos que la vigencia de Cristina constituye un obstáculo para los objetivos del imperialismo en la Argentina y en nuestra región. Es insostenible un modelo de país parado sobre el endeudamiento y la especulación financiera, por eso trabajan sin descanso para construir una alternativa dentro de los marcos del neoliberalismo. No van a repetir la experiencia del 2001, que los encontró huérfanos de representación política. El desfile entonces de personajes como Urtubey, Pichetto, Duhalde o Massa exhortando vagamente a una “renovación y unidad del peronismo” (excluyendo a CFK y a las ideas que ella encarna) obedece evidentemente a los esfuerzos por reconstituir el bipartidismo de la dependencia.

El otro pilar que buscan asegurar está orientado al control total y absoluto de los medios masivos de comunicación, para desde allí imponer una línea dominante que se haga carne (casi de forma natural) en la conciencia de millones de compatriotas. Es lo que entendemos como disputa del sentido común, al punto de que un laburante o desocupado termine conspirando contra sus propios intereses. Ello explica la exclusión de Roberto Navarro de la pantalla de C5N, las presiones para que el canal sea vendido o entregado a testaferros de Macri, así como los ataques financieros a medios opositores al gobierno nacional. Todo es posible bajo el manto de una democracia precarizada, con presos políticos y con la lacerante incertidumbre de no saber dónde está Santiago Maldonado, desaparecido tras un operativo de la Gendarmería Nacional.

En este contexto de deterioro de las condiciones de vida de nuestro pueblo, la fórmula Cristina-Taiana constituye la única salida política de cara a las elecciones del 22 de octubre. La provincia de Buenos Aires concentra la disputa principal, y su resultado configurará un nuevo ordenamiento nacional. Lo cierto es que los más de 3,4 millones de votos obtenidos por CFK en las PASO la consagran como única expresión opositora ya no sólo en octubre sino proyectada al 2019. Ella impuso su temple arrollador a la campaña, poniendo lo que hay que poner, hablándoles a los distintos sectores de nuestra sociedad, dando la pelea sin medir tiempos ni esfuerzos. Pero así y todo, con ella sola no alcanza.

Nuestra experiencia en la calle nos permite constatar que, así como durante la década ganada las conquistas no se traducían de forma automática en un avance de la conciencia popular, hoy vemos que los efectos del ajuste no se vinculan automáticamente (y multimedios mediante menos) a la naturaleza hambreadora del neoliberalismo. Es necesario el debate, la discusión política, el mano a mano con nuestros compatriotas, explicando incluso aquello que parece obvio y redundante. Allí está nuestro rol, el de la militancia organizada. Esa es nuestra responsabilidad histórica.