NEOLIBERALISMO ES EXCLUSIÓN

Hambre y miseria planificada

Se cumplen tres años de este nefasto gobierno y el panorama económico es devastador. Las políticas aplicadas durante este período han provocado una rápida destrucción del salario, el trabajo y del aparato productivo, con consecuencias inconcebibles.

 

Según las cifras difundidas por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) el índice de pobreza se disparó al 33,6% y el de indigencia a 6.1% en todo el país durante el tercer trimestre de este año. Todavía resta por contabilizar el último trimestre del 2018.

Las cifras de la UCA (que el PRO y sus aliados usaban antes de llegar al gobierno) ahora muestran que las políticas oficiales hicieron saltar la pobreza más de cinco puntos en el tercer trimestre. Ya son 13.600.000 personas, 2.180.000 más que hace un año y muchas más que cuando asumió Macri con la promesa de Pobreza Cero.

Lo dijimos anteriormente, pero vale la pena recordarlo. El macrismo (con la asistencia de la UCA) plantó una cifra SUPER inflada de pobreza que le cargó a la pesada herencia. Así como sobreestimó la inflación de la década kirchnerista, se montó sobre un nivel de pobreza e indigencia ficticio, que le dio cierta comodidad para avanzar con la política económica y llegar a las elecciones. Aunque la medición del OSD-UCA es poco confiable, la dirección, la tendencia y la profundidad de las variaciones revelan el impacto que tienen la aceleración inflacionaria y el ajuste sobre la población. El IPC aumentó un 3,2% en noviembre y acumula un alza del 44% en once meses convirtiendo a 2018 en el año más inflacionario desde 1991. Durante la presidencia de De la Rúa la pobreza alcanzó en octubre de 2001 el 35,4%, meses antes de que renunciara en diciembre de ese año. Tras la sucesión de tres presidentes en una semana, en mayo de 2002 la pobreza llegó al 49,7%.

En el mismo sentido, el informe muestra que los niveles de pobreza entre las niñas y niños de 0 a 17 años treparon a 51,7%, un aumento de 7,1 puntos en un año. Las cifras complementan las mediciones presentadas por Unicef que advierte que cerca de la mitad de los niños, niñas y adolescentes en la Argentina son pobres desde una perspectiva multidimensional. Al evaluar las carencias educativas, de protección social, vivienda adecuada, saneamiento básico, acceso al agua segura y hábitat seguro, el organismo dependiente de Naciones Unidas estimó que el 48% de los niños, niñas y adolescentes sufren de al menos una de esas carencias.

Por otro lado, el informe de la UCA señala que en materia regional el impacto más significativo se registró en el conurbano bonaerense. La pobreza alcanzó al 43,4% de la población durante el tercer trimestre de 2018, un aumento de 7,3 puntos en un año. Y en los chicos de 0 a 17 años se incrementó del 44% al 51,7%. Estos datos arrojan los índices de pobreza más elevados en la última década en Argentina.

Otro dato alarmante que se desprende de la encuesta, realizada por el Observatorio de la Deuda Social, es el del nivel de inseguridad alimentaria que hoy es del 20% del total de la población y la inseguridad alimentaria severa, es decir aquellos que pasan hambre, es de 7,9%. El Centro de Estudios Metropolitanos (CEM) realizó este mes el octavo relevamiento del Monitor de Clima Social (MCS). Casi la mitad de la población (49%) dice que tuvo que reducir las porciones de comida durante 2018. También, casi la mitad de la población (44%) afirma que teme perder su trabajo, y seis de cada diez personas dicen hoy que su situación es peor o mucho peor que hace un año. En el segundo cordón del Gran Buenos Aires, los datos son dramáticos: más de un 40% dijo que pasó hambre en algún momento de 2018 por falta de dinero para comprar alimentos. Y en esas zonas, casi el 60% dice que teme perder su trabajo en los próximos meses.

Las políticas implementadas por el gobierno de Macri se basaron en una fuerte intervención con el fin de provocar un cambio en la relación de fuerza existente entre diversos sectores sociales, provocando drásticas transferencias de los ingresos y de la riqueza acumulada hacia los sectores del capital concentrado. El modelo económico tiene como única variable de ajuste el salario, único precio relativo que baja. El resultado es la miseria general y planificada.