El proceso de desinversión en el desarrollo científico está en sintonía con la reprimarización de la economía nacional, que solo imagina a nuestro país como dependiente de naciones desarrolladas y a nuestros compatriotas como meros productores de materias primas.

Dos satélites de comunicaciones, centrales nucleares de baja potencia para pequeñas localidades que compiten con las grandes potencias y logran ganar licitaciones, vacunas, semillas transgénicas de maíz y trigo resistentes a las sequías, terapéuticas en oncología, vacunas contra males endémicos. En fin, es tan amplio el espectro de investigaciones que desarrolla el CONICET desde su fundación el 5 de febrero de 1958 que agotaría el breve espacio de una nota describirlos.

La importancia medida en Soberanía Tecnológica es aún más importante. Este gobierno cipayo, dispuesto a entregar desde el reclamo permanente sobre las Malvinas (a partir de la brutal desmalvinización y la firma de pactos espurios con Inglaterra) hasta los recursos naturales de la Patria, concretó el desguace en el presupuesto de Ciencia y Tecnología al punto de volver a convertir en Secretaría lo que hasta diciembre de 2015 fuera uno de los logros más importantes del gobierno nacional y popular, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, disminuyendo el presupuesto del 1,5 al 0,5% del PBI en el área.

La principal preocupación hoy de los integrantes del Consejo es que no logre sobrevivir al desfinancia-miento y desaparezca o se privatice, tal como sugiere el FMI en sus ya conocidas y fracasadas recetas para disminuir el déficit. Se deja afuera del sistema a 2100 investigadores y al decir de Barañao (uno para atenderlo aparte) intentan mantener los salarios de los investigadores en medio de la “crisis auto-generada”.

Durante 12 años, Néstor y Cristina pusieron gran parte de su preocupación en la reconstrucción del sistema. En ese sentido se reactivó el Plan Nacional Nuclear, se recuperaron las órbitas donde hoy transitan los ARSAT I y II, se avanzó en el perfeccionamiento del vector Tronador que permitiría el lanzamiento de nuevos satélites de comunicaciones, se fortalecieron institutos de investigación en ciencia básica y aplicada, se proyectó y puso en funcionamiento el R 10 para la generación de radioisótopos destinados a la medicina, se completó el ciclo de enriquecimiento de combustible para las centrales nucleares en funcionamiento y para las proyectadas, se repatrió a más de 1000 investigadores en los más diversos campos y muchos de ellos fueron premiados internacionalmente por la calidad de sus trabajos.

Comenzábamos a familiarizarnos con estos desarrollos año tras año al visitar Tecnópolis y fue habitual enterarse por los medios de algunos logros sobresalientes de los hombres y mujeres surgidos de nuestro sistema universitario estatal que se encaminaba a convertirse en productor de recursos genuinos en un país que no fabrica dólares.

Muchos investigadores repatriados están buscando destino fuera del país, donde son ampliamente requeridos por sus recursos técnicos y sus conocimientos. Otros, como en el pasado, se preparan para resistir y esperar mejores épocas conservando espacios de dignidad y soberanía en espera de que vuelvan a soplar vientos favorables.

El proceso de desinversión está en sintonía con la reprimarización de la economía nacional propuesta por la actual administración que solo imagina a nuestro país como dependiente de naciones desarrolladas y a nuestros compatriotas como meros productores de materias primas.

El sistema de Ciencia y Tecnología de nuestra Patria nos entregó tres Premios Nobel como resultado del esfuerzo de sus investigadores, es a Hombros de estos Gigantes que más temprano que tarde, será la reconquista del rumbo nacional y popular que dejaremos atrás el atraso al que intenta condenarnos la restauración conservadora.