Cuando restan sólo 6 meses para las elecciones presidenciales, el clima es de desmadre en el gobierno nacional. El apremio los lleva a cometer torpezas por doquier y los manotazos ya son un “sálvese quien pueda”. Referentes y aliados de la Alianza Cambiemos se desmarcan sin disimulo, y en algunos casos (como el de la UCR) definen en una tómbola sus movimientos políticos. Una parte del establishment presiona para que María Eugenia Vidal sea la candidata, antes que el profundo deterioro económico y social le pegue de frente. Los factores de poder ya le bajaron el pulgar a Macri y están inmersos en una loca y desesperada carrera por presentar una alternativa que les dé garantías de continuidad.

Las “medidas de alivio” que anunciaron días atrás son irrisorias y representan un verdadero bluff frente a la magnitud de la crisis que atraviesa el país. El hilarante video de Macri junto a una “vecina” confirma el grado de desconcierto que reina en el ejecutivo nacional. Perdieron ductilidad hasta para las puestas en escena, un histórico atributo del PRO. Nadie les cree, o por lo menos una extensa mayoría. El acuerdo de precios incluye sólo 24 productos distintos, donde abundan los alimentos farináceos. Los cortes de carne anunciados son los descartes de exportación (hueso y grasa) y aun así la oferta es insignificante. Las empresas que suscribieron el pacto de caballeros ya avisaron que en los próximos días faltarán precios esenciales en las góndolas, si es que en algún momento los hubieron.

Este era el plan (también con líneas de crédito y anuncios sobre tarifas que trampean y juegan con la desesperación de las mayorías) que permitiría al gobierno llegar a octubre con algo de oxígeno. La ilusión duró poco: nueva escalada del riesgo país, del dólar y de las tasas de interés para intentar contenerlo. El cuadro recesivo se profundiza, los precios se siguen disparando y se agudiza el drama para millones de compatriotas. ¿Cuál es el remanido recurso de Macri? Agitar el “fantasma” del retorno de Cristina. Lo cierto es que la compañera encabeza hoy todos los sondeos, incluso en distritos históricamente adversos al kirchnerismo.

Cristina habla lo necesario (para no dar lugar a maniobras distractivas) y se concentra en continuar enhebrando la unidad de todos aquellos sectores dispuestos a confrontar con el neoliberalismo, en particular entre los diferentes palos del peronismo. La aplastante derrota de Cambiemos en Entre Ríos es evidencia de este trabajo paciente y necesario. Mientras, el gobierno se cocina solito, con los aportes de la Dra. Carrió, las ufanadas de Dujovne, el optimismo de Marcos Peña, las aclaraciones de Vidal y las infaltables vacaciones del presidente. La bronca en la calle es el tema cotidiano de conversación. Se desarrollan asimismo miles de conflictos a lo largo y ancho del país, cuidadosamente ocultados por los medios masivos de comunicación.

Existen condiciones objetivas para terminar con esta tragedia nacional, pero a este gobierno tenemos que derrotarlo. No podemos subestimar al que mueve los hilos, que es el imperialismo, nuestro enemigo principal. La única forma es con lucha y organización. Los comunistas vamos a militar la campaña con este objetivo: sumar a más compatriotas, buscar las diferentes formas de participación posible, ayudar a organizar comandos de campaña en cada lugar donde estemos. No sólo con los convencidos, sino saliendo a disputar nuevas voluntades. No alcanza con dejar la boleta debajo de la puerta, es necesario establecer un vínculo político con las masas. Es lo que nos enseñó nuestro fundador, Jorge Pereyra, a quien recordamos y pretendemos honrar cada día, especialmente este 26 de abril, cuando se cumplen 6 años de su partida.