Frente al atropello institucional y la aplicación del neoliberalismo, el pueblo boliviano decidió enfrentarse al gobierno de facto con movilizaciones y bloqueos por todo el país. Solo con la victoria del Movimiento al Socialismo (MAS) en elecciones tempranas y transparentes se podrá salir del calvario que impuso el golpismo pro imperialista.

A casi un año del golpe de Estado contra Evo Morales, el gobierno de facto de Jeanine Añez volvió a posponer las elecciones por tercera vez. Originalmente el plazo máximo para convocarlas era para el 22 de enero (cuando vencía el mandato de Evo), sin embargo se postergaron al 3 de mayo, luego al 6 de septiembre y finalmente al 18 de octubre. La excusa esta vez fue la pandemia, pero la realidad es que todas las encuestas dan en primer lugar a la dupla conformada por Luis Arce y David Choquehuanca del Movimiento al Socialismo (MAS) y la oligarquía boliviana no está dispuesta a permitir el regreso de un gobierno de izquierda.

Frente al desgobierno de Añez durante la pandemia, la violación constante de la institucionalidad, la represión contra los sectores trabajadores más humildes y el desastre económico que está generando la aplicación del neoliberalismo, el pueblo comenzó a manifestarse de forma espontánea en varios puntos del país. Desde comienzos de agosto las manifestaciones son cotidianas, así como los bloqueos de rutas por parte del pueblo indígena-originario. La Central Obrera Boliviana (COB) y el Pacto de Unidad (organizaciones sociales, sindicales y campesinas cercanas al MAS) también se sumaron a los bloqueos y movilizaciones. Los más masivos fueron en La Paz y Cochabamba, pero también se registraron en el resto de las provincias, incluida Santa Cruz de la Sierra.

Como era de esperar, el gobierno golpista no dudó en amenazar con el envío de policías y militares para reprimir. “Espero que sean valientes para lo que se les viene”, aseveró el canalla ministro de gobierno, Arturo Murillo, en una rueda de prensa, al tiempo que bandas fascistas (autoproclamadas como “cívicos”) agredían a indígenas y manifestantes. Los reclamos populares no son solo para exigir elecciones, sino también para defender el derecho a la salud, a la educación y por la estabilidad laboral. Hasta ahora, y en plena pandemia, el gobierno de Añez solo supo militarizar el país y reprimir. No existieron políticas sociales y económicas en favor del pueblo, por el contrario, hubo recortes en los programas sociales creados por Evo.

Ante la desesperación de la derecha golpista por las encuestas, desde el gobierno de facto están buscando cualquier tipo de artimaña para prohibir al MAS y a sus principales candidatos. Hasta llegaron a acusar de genocidio, sedición y terrorismo al compañero Evo el pasado 10 de agosto, en un claro intento de buscar ilegalizar al partido. Así lo anunció el Ministro de Justicia, Álvaro Coímbra, que incluyó en la denuncia al secretario ejecutivo de la COB, Juan Carlos Huarachi, y al joven dirigente del MAS de Cochabamba, Andrónico Rodríguez, entre otras personalidades.

Estos manotazos de ahogado, que van en contra de los principios básicos de la democracia burguesa, son parte de una estrategia regional impulsada por el imperialismo yanqui y aplicada en otros países como Venezuela, Ecuador, Nicaragua y recientemente en Bielorrusia. Cuando ven que un gobierno popular está por ganar o gana las elecciones, entonces buscan deslegitimar o evitar ese proceso electoral. El caso de Ecuador es un claro ejemplo, en donde un juez de turno servil prohibió la alianza opositora impulsada por Rafael Correa. Ahora quieren hacer lo mismo en Bolivia y en Venezuela (cuyas elecciones están planteadas para el 6 de diciembre próximo). “Ninguna presión diplomática, chantaje económico ni amenaza de invasión de nuestra Patria, podrán doblegar la férrea voluntad del Pueblo venezolano de ir a las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, como mandata nuestra Constitución; así como de escoger a sus voceras y voceros ante la Asamblea Nacional, y avanzar hacia una nueva etapa en la profundización de la Democracia Bolivariana”, reza un comunicado del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) denunciando esta estrategia imperialista.

En cuanto a Bolivia, la situación económica y social, agravada por la pandemia y el desgobierno de Añez, se tornó insoportable para el pueblo que se vio obligado a tomar las calles para defender sus conquistas y derechos básicos. Solo con elecciones tempranas y transparentes se podrá salir de la crisis política en que está inmerso el hermano país, y solo con el triunfo del MAS se podrá revertir el desastre económico que dejará el actual gobierno pro imperialista. Bolivia merece volver a ser un ejemplo para la región con las tasas de crecimiento más elevadas de América Latina, como solo el gobierno de Evo Morales y del Movimiento al Socialismo pudieron lograrlo.