El Ministro de Economía, Martín Guzmán, presentó los resultados de la reestructuración de la deuda en default de Macri en un acto realizado en el Museo del Bicentenario.

Con el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner a su lado, Guzmán comunicó el cierre formal del canje de deuda. La renegociación logró una adhesión total al canje del 93,55 por ciento, que por obra de las cláusulas de acción colectiva eleva el porcentaje reestructurado al 99 por ciento. El país tendrá un alivio de la deuda en la próxima década de 37.700 millones de dólares y la tasa de interés promedio baja del 7 por ciento al 3,07 por ciento. Además, en los primeros 5 a 10 años el alivio de los pagos de deuda es mayor, otro hito de la negociación.

La reestructuración le cerró las puertas a los fondos buitre por la elevada adhesión que tuvo. Esta barrera fue consecuencia del despliegue político del gobierno de la compañera Cristina, que consiguió en 2015 que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobara “Los principios básicos para procesos de reestructuración de deuda”. La resolución obtuvo 136 votos a favor, 6 en contra y 41 abstenciones. Entre sus principios, se establecía que “los acuerdos aprobados por una mayoría cualificada de acreedores no deben ser afectados, perjudicados u obstaculizados por otros Estados u una minoría de acreedores no representativa, que deben respetar la decisión de la mayoría”. El instrumento para frenarlos es lo que se denomina Cláusula de Acción Colectiva (CAC).

Con respecto a las próximas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, Guzmán señaló que el Gobierno tiene la intención de enviar el acuerdo al Congreso de la Nación para su aprobación, con el fin de “cuidar a la Argentina e ir generando condiciones en el país para inmunizarlo de los problemas de endeudamiento insostenible”.

El anuncio, además, representa el puntapié para proyectar la gestión económica del Gobierno. La reestructuración era absolutamente necesaria para quitarse de encima la carga de una deuda colosal y poder implementar políticas públicas en pos de recuperar la economía y generar un desarrollo inclusivo. Así lo señaló el presidente cuando afirmó que luego de haber reestructurado la deuda el “objetivo inmediato es la producción y el trabajo, son los dos conceptos que están en nuestra cabeza machacándonos incansablemente, es lo que más necesitamos ahora: inversión, más producción y que se convoque a más trabajo”.

Para eso Alberto Fernández se comprometió a desarrollar la infraestructura, la obra pública y las viviendas como motor de la economía argentina en lo inmediato. A su vez que se seguirá desarrollando la economía del conocimiento, promover las inversiones para producir y crear trabajo y no para que favorezcan la timba financiera y la fuga. Asimismo, señaló que “tenemos la tranquilidad de haber cumplido con lo que prometimos: renegociar una deuda imposible de cara a la sociedad defendiendo los intereses de la Argentina y sin imponer ajustes a quienes se esfuerzan todos los días para salir adelante”

El gobierno avanza con decisiones que orientan el rumbo a favor de las grandes mayorías: interviene en el mercado de las telecomunicaciones; instala el debate en el Congreso por el impuesto a las grandes fortunas; crea una empresa del Estado para administrar la Hidrovía Paraguay-Paraná, puerta a la evasión y pieza clave del comercio exterior con un cauce de salida de aproximadamente el 80 % de la exportación nacional. La restructuración de la deuda dejada por el macrismo fue un gran éxito y sienta las bases para el desarrollo.