La vuelta a clases presenciales, o “acompañamiento educativo”, como la llama el gobierno porteño, arrancó este martes en dos colegios, unos pocos pibes y docentes bajo el rayo de sol en un patio que desnudó la precariedad y el cinismo del campeón de las aperturas. Esta fue la escenografía para que Larreta y su ministra tuvieran la ansiada foto.

Más de 56 mil chicas y chicos menores de 18 años fueron diagnosticados de coronavirus, representan el 7% de los infectados identificados hasta el momento, según los datos del Ministerio de Salud de la Nación. En muchas partes del mundo el inicio de las clases presenciales implicó el resurgir de la pandemia y las autoridades tuvieron que retroceder. La Ciudad de Buenos Aires, el distrito con mayor cantidad de infectados y fallecidos acumulados cada 100 mil habitantes, decidió avanzar con la medida aun con la negativa de los gremios y las dudas y temores de padres y madres. CABA viene registrando más de 900 casos diarios por semana, un número muy alto, entre 10 y 200 veces más grande que en todos los lugares del mundo que reabrieron las escuelas.

Esta supuesta “revinculación recreativa y optativa” no resuelve la continuidad pedagógica, y conspira contra las trayectorias y distintas etapas de aprendizaje que a través de la virtualidad los alumnos están atravesando, con evaluación y acreditación de saberes. En la Provincia de Buenos Aires, en tanto, el gobierno lanzó un programa especial para que docentes y estudiantes avanzados del profesorado vayan a las casas de los chicos que perdieron vinculación escolar.

Por si fuera poco, el número de contagios y muertes está subvalorado, ya que la información que da a conocer el gobierno porteño es incompleta y desactualizada. En el último mes, CABA reportó unas 300 muertes correspondientes al mes de julio. Lento pero constante, se sumaron un 36% más de muertes de lo que se pensaba hace un mes. Los muertos de julio que se le escaparon a CABA son, en proporción, más de los que actualizó la Provincia de Buenos Aires. La demora en la carga de datos afecta la información básica para la toma de decisiones: sobre qué datos se fundamentan las decisiones de Larreta.

El gobierno de la Ciudad tapa así sus incumplimientos, porque los chicos que necesitan computadoras y conectividad no recibieron los equipos, y cuando la Nación los ofreció no presentaron la lista de los alumnos que los necesitan. Los aprietes a, por lo menos, tres supervisores por haber facilitado la distribución de una tarjeta del gobierno nacional con créditos para que se conecten a Internet los alumnos que carecen del servicio en sus barrios de emergencia, surtió su efecto y se suspendió la entrega prevista para otras escuelas. Junto con la apertura de los shoppings, esta semana abrirán once escuelas secundarias más, la mayoría de técnicas y la semana que viene otros 190 establecimientos educativos, entre los que habrá colegios primarios.

En otros campos Larreta se despliega mejor. El negoción inmobiliario viene cuesta arriba. La semana pasada los legisladores del oficialismo porteño y sus pares de Evolución y el Socialismo aprobaron lo que supone una privatización del acceso al río: un proyecto de readecuación urbanística de las casi 32 hectáreas frente al Río de la Plata en donde funcionaban los complejos Costa Salguero y Punta Carrasco, cuyas polémicas concesiones caducarán el año que viene. En una Ciudad donde escasean los espacios verdes (6 m2 per cápita, contra los 10 m2 que sugiere la OMS) el proyecto autoriza la construcción de un barrio náutico de lujo, con edificios de hasta 29 metros de altura. El 100% de esos terrenos son de dominio público y podrían destinarse enteramente a un parque público ribereño, como prevé la Constitución local.

Este 12 de octubre, mientras que a nivel nacional se conmemoró el Día del Respeto a la Diversidad Cultura, el Gobierno de la Ciudad mandó iluminar monumentos y fachadas de edificios públicos con los colores de la bandera española para celebrar la Fiesta Nacional de España, la festividad en la que se conmemora la llegada de Cristóbal Colón a América.

Una ciudad para pocos, que encabeza la reacción contra el cuidado de la salud, sin educación y retrógrada, es lo que nos ofrece el sector moderado de la derecha vernácula.