¿Quiénes ganan?

LA BATALLA POR LOS PRECIOS

Junto con la emergencia sanitaria, la carestía de la vida es la otra gran emergencia para las grandes mayorías. A nadie se le puede escapar el desastre que dejó Macri, el desmantelamiento de los mecanismos de control de precios, el zafarrancho tarifario de los servicios públicos y los casi 60 puntos de inflación en 2019. El impacto económico de la pandemia fue muy expansivo, morigerado en parte por una batería de medidas que el gobierno nacional implementó en los momentos más críticos del 2020. Pero hay quienes siempre ganan de cualquier forma, entre ellos los que producen, distribuyen, comercializan y fijan los precios de los alimentos. Esa es la inflación que más golpea, en particular a los más pobres.

Los índices de pobreza e indigencia publicados días atrás por el INDEC constituyen una clara fotografía de la delicada situación que atravesamos. Se produce en simultáneo una acelerada recuperación económica luego del parate global forzado por la pandemia del COVID. Volvemos entonces a la advertencia de la compañera Cristina realizada en el mes de diciembre: “Los argentinos podían comer carne no solo porque tenían trabajo y salario, sino porque cuidamos la mesa de los argentinos tomando medidas que a algunos sectores les parecen antipáticas. Cuando a los poderosos algunas cosas les parecen antipáticas o comunistas y no nos pueden parar en el Senado o Diputados, se van a los juzgados (…) La economía va a crecer en 2021, pero ojo, no quiero que ese crecimiento se lo queden tres o cuatro vivos nada más. Para esto hay que alinear salarios y jubilaciones, precios y tarifas. Porque la Argentina es ese extraño lugar donde mueren todas las teorías económicas”.

Lo que sigue estando en discusión es si el crecimiento será con inclusión social o no. Los grandes formadores de precios se están quedando con las mejoras salariales conquistadas en paritarias, con los aumentos en asignaciones, jubilaciones y pensiones, con los descuentos aplicados en medicamentos. Ni qué hablar de lo que les toca a aquellos que trabajan en la informalidad. Es importante conocer que -bajo el marco de la Ley de Abastecimiento- la secretaría de Comercio Interior dictó una resolución que obliga a las empresas a informar sobre volúmenes de producción, stock y costos. En nuestro país, 28 empresas extranjeras concentran el 80% de la canasta de alimentos y productos de limpieza. Confiamos en la decisión política del gobierno de avanzar en este terreno tan sensible. Esa voluntad deberá expresarse en mayores instrumentos de control y acciones concretas sobre aquellos que especulan con las necesidades básicas de nuestro pueblo.

Tanto Alberto como Cristina están dando batalla en frentes decisivos (algunos de ellos estratégicos) como lo son la discusión con el FMI o la mafia judicial, columnas fundamentales del imperialismo para el saqueo neoliberal en nuestra Patria. Por ser luchas de largo aliento, no siempre son consideradas en el quehacer cotidiano de la gente de a pie. El tema de los precios sí, y es lo que advirtió CFK en aquel acto en La Plata. Necesitamos darle continuidad al proyecto nacional, el que está vacunando a millones de compatriotas, el que rompió con la lacra del Grupo de Lima y se enfrenta a las posiciones injerencistas en el seno del MERCOSUR. Al mismo tiempo, debemos bajar el precio de los alimentos. Son diferentes expresiones de la lucha de clases.