RESPECTO A LA CONCESIÓN DE LA HIDROVÍA

Recuperar el Paraná para la Soberanía Nacional

Desde el año pasado se reabrió con fuerza un debate en nuestra Patria en torno al modelo económico y el rol que le cabe a la producción agropecuaria que resulta estratégica para el desarrollo nacional (para garantizar la alimentación de nuestro Pueblo y como principal fuente de divisas en un mundo que demanda cada vez más alimentos) hoy hegemonizada por un grupo de terratenientes y empresas vinculadas al gran capital transnacional que la ponen al servicio de sus ganancias en detrimento de nuestra soberanía.

Un botón de muestra lo tuvimos con “Vicentín”, que puso al desnudo una trama de complicidades a partir de la cual el Estado está imposibilitado de controlar aquello que se exporta, lo que redunda en un perjuicio de miles de millones de dólares todos los años que se “escapan” por la vía del contrabando, la sub y sobre facturación y las maniobras fraudulentas de todo tipo.

Un elemento central de este esquema es la llamada “Hidrovía Paraná – Paraguay”, una ruta de 3442 km que va desde Brasil a Uruguay por la que navegan aproximadamente 4600 barcos por año y por la que se exporta el 75% de la producción agropecuaria argentina e ingresan el 90% de las importaciones.

Desde 1995 el Paraná está concesionado en manos de un conglomerado empresario conformado por la belga Jan de Nul y la local Emepa (cuyo dueño, Gabriel Romero, fue uno de los “arrepentidos” en la causa “Cuadernos”) cuya concesión sin control está severamente cuestionada, pero además y fundamentalmente le quita a la Argentina el control de hecho sobre esta ruta comercial estratégica para todo el Mercosur.

El Gobierno Nacional creó por decreto la Administradora Federal Hidrovía Sociedad del Estado y un Consejo Federal consultivo integrado por las provincias costeras y delegó la resolución de la licitación en el Ministerio de Transporte. El 30 de abril se vence la concesión y es una inmejorable oportunidad para recuperar el control soberano del Paraná mediante la creación de una empresa estatal de dragado que además crearía miles de puestos de trabajo.

En el mismo sentido debería ir la construcción del canal Magdalena (impulsada por Cristina y suspendida por Macri) que daría a la Argentina una salida directa al mar (en la actualidad los barcos entran y salen por Montevideo en un esquema defendido por las empresas y que también favorece el contrabando). ¡Vamos por el control soberano de nuestros recursos y nuestro comercio exterior!