China y Rusia

Antimperialistas

Ante las nuevas amenazas bélicas y sanciones de Estados Unidos, las dos potencias emergentes continúan respondiendo con firmeza. La clave está en continuar afianzando la multipolaridad frente a la agresión imperial.

El gobierno de Estados Unidos, con el “demócrata” Joe Biden a la cabeza, decidió elevar la política criminal heredada por Trump a un nuevo nivel. En un discurso frente al Congreso el pasado 30 de abril, el presidente de EE.UU. dejó en claro que, tanto la República Popular China como la Federación Rusa, son los grandes rivales de su país en el tablero internacional.

Por un lado, la “amenaza” China vendría por su impresionante desarrollo y crecimiento económico basado en sus gigantescas empresas estatales, además de su dinámica inserción comercial en el resto del globo, quitándole de esta forma mercados a las multinacionales occidentales. Por el lado de la Federación Rusa, lo que les preocupa a los imperialistas es el grado de desarrollo armamentístico y espacial (que estaría superando al de EE.UU. en aspectos tecnológicos), la ayuda militar rusa a países agredidos -como Siria- y el incremento de la dependencia de Europa del gas ruso a través del gasoducto Nord Stream 2. Pero, además de las ya conocidas sanciones impuestas contra empresas y funcionarios de ambos países, las presiones de los imperialistas están siendo ahora militares.

Cerco de la OTAN contra Rusia. Durante todo el mes de abril, Estados Unidos comenzó a enviar buques de guerra al Mar Negro y tropas a Polonia, los países bálticos y al este de Ucrania, junto a la frontera rusa. Todo esto con apoyo de la OTAN y con declaraciones preocupantes por parte del gobierno ucraniano, al defender la “postura proactiva de EE.UU. a la hora de restaurar la integridad territorial de Ucrania”. Es que, según los imperialistas, el conflicto interno que existe en el este de Ucrania (entre el Estado ucraniano y las Repúblicas populares separatistas de Donetsk y Lugansk) sería responsabilidad de “fuerzas de ocupación rusas”. Un disparate que es utilizado como excusa para militarizar la región y sostener al gobierno ilegitimo de Kiev. Por su parte, Moscú, a través de la portavoz de su cancillería, María Zajárova, advirtió que Rusia no se quedará de brazos cruzados en el caso de un despliegue militar de la OTAN en sus fronteras y denunció “la agresiva campaña de información lanzada contra el país para desviar la atención de los preparativos militares de Kiev en el Donbass y el sabotaje a los acuerdos de Minsk”. Ante esta situación, Rusia movilizó tropas a sus fronteras con Ucrania y a la península de Crimea, que se encuentra sobre el Mar Negro. También, en respuesta a las sanciones que aplicó la Unión Europea contra ciudadanos rusos, el país eslavo hizo lo mismo contra ocho funcionarios de la UE, a los que se le prohibió la entrada al país, entre ellos el presidente del europarlamento. Todas estas amenazas y escaladas se dan luego de que el mismo Biden, completamente fuera de lugar y perdiendo toda cordura, tildara a Vladimir Putin de “asesino”.

Amenaza naval contra China Popular. Otro escenario similar es el que se está dando en el Mar de China, en donde Estados Unidos continúa mandando buques de guerra para amedrentar a la República Popular y obligar a ésta a hacer lo propio, mientras que busca constantemente enemistar a toda la región en contra del gigante asiático. A fines de abril, un destructor de EE.UU. se acercó peligrosamente a una formación de buques del Ejército Popular de Liberación (EPL). Finalmente, los buques de guerra chinos advirtieron al destructor estadounidense que se alejara y así lo hizo. Wu Qian, portavoz del Ministerio de Defensa de China, destacó en una rueda de prensa que, desde que asumió Biden, las actividades de los buques de guerra estadounidenses en el Mar de China aumentaron en más de 20% en comparación con el año anterior, y en más de 40% las de aviones de reconocimiento. Para mayo de este año también se espera que zarpe desde Reino Unido una flotilla naval de la OTAN hacia la región, pasando por las costas de Taiwán hasta llegar a Japón, y así continuar escalando las tensiones. Desde el gobierno británico copiaron la misma línea de EE.UU. y describieron a China como “la mayor amenaza estatal para la seguridad económica del Reino Unido”. Otra carta que está utilizando el imperialismo para justificar el incremento de sanciones contra China es la de un supuesto genocidio étnico en la provincia noroccidental de Xinjiang contra la minoría Uigur, una campaña de propaganda más falsa que las “armas de destrucción masiva” de Irak.

Lo que no es falso -en plena pandemia- es que mientras Estados Unidos se niega a exportar vacunas y acumula más de las que necesita, tanto Rusia como China están exportando las suyas a todos los rincones del planeta, sin discriminación ni imposición alguna. Este es un claro ejemplo de la importancia de seguir construyendo un mundo multipolar y romper para siempre la unipolaridad del imperialismo estadounidense, que reacciona cada día de forma más agresiva y belicista, gane quien gane en su pantomima de “democracia”.