EL GENOCIDIO QUE SE OCULTA

Palestina: 55 años de ocupación y despojo

La situación se recalentó y viene escalando en los últimos meses. En marzo, el primer ministro de Israel, Naftali Bennett, anunció que daba “libertad de acción total” a las fuerzas de seguridad, tras el último de una serie de ataques que dejó dos muertos en una zona de recreo en Tel Aviv. “No hay ni habrá límites para esta guerra” “Estamos concediendo libertad de acción total al ejército, al Shin Bet (servicio de inteligencia interior) y a todas las fuerzas de seguridad para derrotar el terror”, dijo en un discurso público.

Lo cierto es que distintas organizaciones de derechos humanos denuncian que la cantidad de muertos y heridos, producto de las incursiones del ejército israelí en los territorios ocupados, ha crecido notablemente en relación con los años anteriores. El grupo de derechos humanos israelí, HaMoked, reveló, además, que en las cárceles de Israel habría unos 4.523 reclusos palestinos de “seguridad”, de los cuales 2.441 son prisioneros sentenciados, 1.478 detenidos en prisión preventiva y 604 detenidos administrativos recluidos sin juicio, la mayor cantidad desde 2016.

Durante el mes de Ramadán se produjeron enfrentamientos entre las fuerzas policiales y palestinos en Jerusalén ocupada, especialmente en la mezquita Al-Aqsa. Ante la gravedad de los hechos, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas, en conversaciones con enviados del gobierno estadounidense, advirtió sobre la posibilidad de suspender el reconocimiento del Estado de Israel.

Israel priva de forma sistemática y permanente a millones de palestinos de sus derechos, mantiene y profundiza un régimen de apartheid. La pasividad de la comunidad internacional es la causa principal de que se perpetúen estas violaciones flagrantes del derecho internacional, ya sea por la acción de asentamiento/colonización, el traslado de prisioneros al territorio del ocupante, la apropiación indebida de recursos naturales en los territorios ocupados o la imposición de castigos colectivos.

Al cabo de unos días de haber iniciado la invasión a Ucrania, el mundo occidental aplicó sanciones severas sin precedentes contra Rusia. Sin embargo, una ocupación de más de medio siglo no mereció la atención de la Corte Penal Internacional por los crímenes de guerra cometidos por Israel. Se ha separado y castigado a Rusia por crímenes que nadie investigó. El Estado de Israel es intocable. La doble vara del imperio se impone sin resistencia, ni escándalo.