SALUD MENTAL Y RATING 

La locura de la tele y el relato de los sanos

Recientemente y como sucede de forma periódica ante hechos desafortunados que involucran personajes públicos o casos que toman relevancia mediática, volvió al centro de la escena la Ley Nacional de Salud Mental, y la posibilidad de su reforma. Como siempre, la discusión se acota a los “locos peligrosos” y/o famosos con consumos problemáticos, para solo debatir sobre la internación involuntaria, qué especialista debe tener la lapicera para hacer efectiva esta privación de la libertad como medida terapéutica, o que tan expuesto está al tomar esta decisión ante una posible intervención de juzgado que probablemente no vaya a tener ningún contacto con el paciente en cuestión.

Lo que se deja fuera de la discusión son las instancias previas de contención o tratamiento que fallaron hasta llegar a alguno de los desenlaces trágicos. Instancias que tienen como personaje principal a un Estado fragmentado que no logra articular los diferentes actores para dar una respuesta integral, y que debe incluir recursos educativos, sanitarios, laborales y hasta económicos. Que permitan fortalecer no solo a quien recibe las atenciones sino también al entorno que acompaña y contiene.

Desde el Gobierno Nacional y de la Provincia de Buenos Aires se avanzó en experiencias como líneas de PROCREAR y POTENCIAR TRABAJO para externalización de internadxs y reinserción socio-laboral; campaña de control de daños y concientización de consumos problemáticos; la inclusión de psicofármacos al PLAN REMEDIAR y una apuesta a reforzar espacios de atención primaria. Esto sumado al anuncio de una inversión de 4000 millones de pesos en la temática.

Aunque son pequeños avances en una postpandemia que se suma a la destrucción dejada por el macrismo, son políticas públicas que no se van a discutir en canales donde gente sana se dedica a diagnosticar en vivo a Cristina o crear perfiles psicológicos de distintos políticos del FDT. Para discutir sobre salud, hay que discutir un modelo de país.

Facundo Pinkas, delegado general adjunto de ATE del Htal. Tobar García