PARA UNA PERSPECTIVA POPULAR

Cristina, la orientación y el futuro

En el fútbol se dice “parar la pelota y levantar la cabeza”. Al hacerlo vemos un mundo claramente en transición hacia un orden multipolar. El conflicto en Ucrania ha desnudado los pies de barro del imperialismo norteamericano frente a China popular y su socialismo con particularidades chinas. La reciente cumbre de los BRICS ahondó en la proyección de una arquitectura económica y financiera que desplaza al patrón dólar debilitando aún más la esencia misma del capitalismo contemporáneo, el realmente existente. Como se refleja en este número de Nuestra Palabra, las cumbres del G7 y la OTAN mostraron a las principales potencias imperialistas girando sobre sí mismas, tratando de morderse la cola. Al interior de estos países se agudizan las contradicciones políticas y sociales ante el fracaso del neoliberalismo para resolver las necesidades de las mayorías dando lugar a emergentes por extrema derecha y -en menor medida por ahora- también por izquierda. Veamos sino Francia, Alemania, Bélgica, Italia, Portugal, entre otros. 

Días atrás, el titular de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) desmintió a Biden al sostener que el proceso inflacionario en aquel país no surgió con la guerra en Ucrania, sino que lo antecede. Hay quienes plantean que comienza a desmoronarse el patrón de acumulación de las grandes transnacionales durante el último medio siglo: timbear con el endeudamiento barato en el sector financiero (máquina de hacer dólares mediante) sin ningún tipo de respaldo en la economía real. Esa enorme burbuja podría romperse si la FED sube las tasas de interés para contener el alza de los precios. Es un dilema que no les resulta sencillo resolver. 

Tampoco logran enfrentar el ciclo de avance popular y democrático que se registra en América Latina. La victoria de Petro y el Pacto Histórico en Colombia realmente es un acontecimiento histórico que impacta en toda la región. Antes fue Chile, Honduras, Bolivia y la Argentina. No pudieron ni podrán derrotar a Cuba Socialista, a Venezuela y Nicaragua. En octubre se impondrá Lula en Brasil para poner fin al tenebroso periodo que se inició con la destitución de Dilma, al tiempo que hoy en Ecuador el pueblo lucha en la calle para destituir al cipayo Guillermo Lasso. “Astucias de la historia”, diría Marx. 

El discurso de Cristina en el plenario de la CTA también nos permite parar la pelota y mirar alrededor. No sólo fijó posición respecto a un conjunto de elementos de la coyuntura nacional (en particular sobre lo que el Ejecutivo no hace o hace mal) sino que brindó una mirada de cara al futuro. Su liderazgo es la perspectiva de nuestro pueblo hacia adelante. Muy en sintonía, las palabras de Hugo Yasky la complementaron. El liderazgo de CFK, tan necesario para los desafíos actuales de nuestra Patria, es parte de un proceso único en el que intervienen la lucha y acción de masas, la acumulación de fuerzas y el desarrollo conciente de la alternativa política. Van uno con el otro, sino estamos rengos. No todo está resuelto, pero hay reservas como para ser optimistas.

¿Cómo explicar entonces -con este contexto nacional y global- cierto desánimo que se percibe en algunos sectores del campo popular? Es la acción del enemigo en un escenario complejo, buscando derrotarnos antes de dar las peleas. Por eso es tan importante separar la paja del trigo y no dejarse confundir por la batahola del imperialismo. Somos concientes de que el gobierno nacional no ayuda ni hace todo lo que debería pero también sabe nuestro pueblo que la lucha es el camino para convertir los reveses en victorias. Tenemos tradición combativa y una larga historia.