FRENTE A LOS EMBATES GOLPISTAS

Iniciativa y movilización

El enemigo redobla su ofensiva. A la corrida cambiaria le suman manipulación psicológica y augurios de estampida buscando que la población se agolpe en las puertas de los bancos. Se remarcan precios y desabastecen productos básicos con el objetivo declarado de llevarnos a un escenario de hiperinflación; las patronales agropecuarias y del transporte tensan de la cuerda a sabiendas de que arrancan concesiones. La Corte Suprema ya tiene escrita la condena de Cristina: pretende así obturar el único horizonte de salida para la clase obrera y el pueblo en las actuales circunstancias.

En un movimiento sinfónico (caracterización de los curas en opción por los pobres) aparece Aldo Rico llamando a un alzamiento de las fuerzas armadas para “preservar a la república de la anarquía”. No hay que subestimar las provocaciones que buscan medir la reacción de la sociedad. En esa línea va el ataque marginal al Instituto Patria escoltado por policías de la Ciudad. En la otra cara de la misma moneda despunta Juan Grabois (el amigo de Pepín Rodríguez Simón y del rey de la soja Gustavo Grobocopatel) pronosticando saqueos y, cual Jesús en la Cruz, dispuesto a dar su sangre. Más arrojo no se consigue. 

Desde el norte revuelto y brutal las señales son las esperadas. El FMI abandonó su tan mentada humanización y transmitió a la ministra Batakis la necesidad de que nuestro país cumpla con las metas de ajuste acordadas con Guzmán. Hacemos un paréntesis: quince días después de su renuncia, el establishment blanqueó al ex ministro, al que le auguran un futuro político promisorio. También desde los Estados Unidos, el presidente del BID Mauricio Claver-Carone avisó que no girará a la Argentina (“por insolvente”) los 500 millones de dólares ya aprobados por el organismo de crédito. Si Alberto Fernández albergaba esperanzas, ya le respondieron.

Frente a la evidente comunidad de esfuerzos orientada a interrumpir el mandato presidencial ¿cómo se para el gobierno? Respecto a la última edición de Nuestra Palabra podemos destacar cuatro anuncios efectivos (de los muchos que anuncian que van a anunciar). Se puso en marcha el plan de segmentación de tarifas de los servicios de luz y gas tendiente a reducir los subsidios a la energía. Es un misterio todavía a qué universo de ingresos va a incluir. Mientras tanto, se entiende como política de ajuste. Ante el apriete y lockout de las cámaras patronales de transporte público, se autorizó un aumento del 40% en el boleto. Finalmente se les otorgó un dólar diferencial a los sojeros que empujan una devaluación de por lo menos el 40% de nuestra moneda. Son los que acaparan la producción y evaden alrededor de 400 millones de dólares por mes contrabandeando granos. Que además van a seguir sin liquidar. Marcador 1-3 abajo en sólo quince días si contamos para nuestro lado la prórroga de la moratoria previsional. 

El camino para revertir este delicado escenario es la movilización del movimiento obrero y el pueblo en general. No hay otra opción o discusión superestructural que pueda destrabar la crisis en curso. El pueblo en la calle. De mínima, para que se cumpla la promesa de campaña del Frente de Todos en 2019. En este contexto, contra los desestabilizadores del gobierno constitucional, contra quienes especulan con el hambre de las mayorías, contra los que remarcan criminalmente sentados en su impunidad monopólica. Los conocemos, con nombre y apellido. Le debemos a CFK el mérito de haberlos sacado de sus cuevas.

El último 26 de julio, coincidiendo con los 70 años del fallecimiento de Eva Perón, diferentes expresiones del movimiento obrero iniciaron un proceso de movilización que debe ir en ascenso, en principio de cara al próximo 17 agosto. En primer lugar para poner un freno a la embestida golpista. Pero también para que el presidente se anoticie de que su compromiso es con el pueblo, ese que invoca en cada discurso.