FRENTE A LA VIOLENCIA NEOLIBERAL Y FASCISTA

Un mar de pueblo en las calles del país

El jueves 1 de septiembre de 2022 quedará en los anales de la historia como el día en que la vicepresidenta de nuestro país, Cristina Fernández de Kirchner, principal líder del campo nacional y popular argentino, fue víctima de un intento de magnicidio. Imágenes lamentables que quedaron grabadas en las cámaras de TV y que serán consideradas pruebas históricas del modus operandi de la derecha fascista neoliberal de nuestro país.

Una crónica anunciada

La vivienda de CFK ya venía siendo asediada días antes del fatídico día, de forma permanente, por parte de grupúsculos macristas violentos y por la policía -política- de la Ciudad de Buenos Aires; además de diversos grupos de odiadores seriales de la zona, adictos a la violencia antiperonista, anticomunista y antipueblo. Bajo una lógica irracional basada en una falsa “anti corrupción” y fogoneados por el lawfare del Partido Judicial, estas personas eran utilizadas como carne de cañón en su intento desesperado por proscribir a la principal líder de nuestro país. Ante estas manifestaciones de odio, la reacción popular y de solidaridad con CFK terminó imponiéndose el 27 de agosto, primero en cementares de plazas de todo el país, y luego en frente de la vivienda de la compañera, lo que obligó al Jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, a retirar sus vallas y fuerzas de choque de la zona (que previamente habían reprimido una manifestación pacífica). Fue en ese contexto que Cristina dio un corto, pero contundente discurso ante una multitud en una tarima improvisada frente a su casa, en donde condenó la violencia y el odio opositor, criticó los intentos del establishment y del partido judicial para proscribirla y reivindicó los doce años de gobiernos kirchneristas. Faltaban apenas unos días para el intento de magnicidio, que ocurrió en medio de un encuentro de Cristina con la militancia, que venía haciendo una vigilia en solidaridad con la vicepresidenta. Fue el jueves 1 de septiembre a la noche, cuando un neonazi de 35 años, Fernando “Tedi” Sabag Montiel, le gatilló dos veces a centímetros de la cara a la vicepresidenta, con la fortuna de que el agresor no supo maniobrar correctamente el arma, que estaba cargada de cinco balas, al parecer, ninguna en la recamara.

Odio fascista

Fue la militancia quien redujo rápidamente al criminal, quien hoy sabemos que no actuó solo. Cada día aparecen nuevos sospechosos entre el grupo que frecuentaba, todos odiadores seriales de fabricación mediática, lúmpenes seguidores de fascistas y libertarios. Ante el hecho, el gobierno salió rápidamente a condenar lo sucedido y buscó que todos los sectores de la sociedad hagan lo mismo: fue un claro atentado contra las aspiraciones democráticas de una parte importante del pueblo. Lamentablemente, gran parte de la oposición se negó a condenar de forma contundente las raíces de este ataque criminal, e incluso muchos intentaron ponerlo en duda.

Imperialismo y neoliberalismo

El contexto de persecución y de intento de magnicidio contra CFK coincide además con manifestaciones poco felices de funcionarios y políticos estadounidenses. No son meras casualidades las declaraciones del republicano Ted Cruz queriendo encarcelar a Cristina o las del embajador yanqui en nuestro país reclamando por un gobierno de coalición pro norteamericano -para que “Argentina ofrezca lo que el mundo necesita: energía, alimentos y minerales”-. Está más que claro que CFK continua siendo una piedra en el zapato para los intereses del imperialismo en la región, hoy sedientos de recursos abundantes en nuestro país, como petróleo, gas y litio. No por nada la Asociación Empresaria Argentina (AEA), que nuclea a los grandes monopolios, incluyendo a todo el entramado empresarial yanqui, se calló la boca y no condenó el atentado.

Una movilización histórica

Igualmente, la masiva manifestación popular al día siguiente (decretado feriado por el Presidente) le puso un parate al envalentonamiento opositor en general. En pocas horas el campo popular comenzó a movilizarse hacia la capital, marchando desde Avellaneda por el Puente Pueyrredón, desde la estación de Retiro y desde Liniers. Familias enteras, con abuelos y chicos, gente suelta y la militancia organizada fueron copando la Plaza de Mayo, que quedó chica. Se llenaron todas las calles adyacentes, la Avenida de Mayo, las diagonales y varias cuadras de la 9 de julio. Se calculan más de 500 mil personas movilizadas en pocas horas. Fue una manifestación que no veíamos desde hace años y, además, una muy necesaria; no solo para apoyar a Cristina y condenar el atentado, sino también para demostrarle al poder real y sus lacayos que el campo nacional y popular sigue fuerte y preparado para responder a su accionar en la calle.

TEXTUALES CFK

  • “Desde el día en que el Partido judicial pidió doce años de condena por cada año de los mejores doce años que tuvo el pueblo argentino, se produjeron a lo largo y ancho del país centenares de marchas en apoyo de nuestro gobierno. Sin embargo, en el único lugar donde hubo escenas de violencia fue aquí en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y en la puerta de mi casa, provocadas por lo que yo llamo el odio hacia la alegría. Desde el ultimo día que fui presidenta de los argentinos, en aquella memorable Plaza de Mayo colmada, desde ese día, este lugar fue continuamente rodeado por simpatizantes del macrismo, que insultaban y agredían. Desde ese día, quien les habla, ha sufrido el permanente hostigamiento de gente que viene a insultar, agraviar y amenazarme de muerte. Nunca vi a la policía de la Ciudad intervenir para evitar ese hostigamiento. Y después dicen que los violentos somos nosotros. Los hemos visto quemar barbijos en plena pandemia, colgar bolsas mortuorias en las rejas de la casa de gobierno con las caras de los principales dirigentes de nuestro espacio político, pero los violentos somos nosotros. Los hemos visto colocar horcas y guillotinas en las Plazas de la Republica, pero los violentos somos nosotros. Es increíble el grado de cinismo y perversión de no asumir y hacerse cargo de lo que verdaderamente quieren: exterminarnos.”
  • “No pueden aceptar que el pueblo pueda expresarse y reclamar cosas diferentes a las que ellos quieren darles. Tenemos que pedirle a la oposición, sobre todo ahora que se avecina una nueva campaña presidencial, que dejen de competir entre sí para ver quién odia mas. Se los recomiendo como ciudadana, como compatriota, esas competencias para ver quién es más duro, quién castiga más las movilizaciones o las manifestaciones populares, nunca llegaron a buen puerto en Argentina. No repitan experiencias de las cuales después todos tenemos que lamentar. Ha corrido demasiada sangre en la Argentina para que sigan amenazando con tiros, balas, gas lacrimógeno o gas pimienta a los que piensan diferente. Aquí mismo durante cinco días, la gente pacíficamente y alegremente se manifestaba. Es mentira que era todo el día. Y se manifestaban, no a insultar a nadie, no a desearle la muerte a nadie; simplemente a apoyar, humildemente, a un espacio político que tantas cosas ha logrado para la Argentina, por más que quieran negarlo, ocultarlo o disimularlo desde esas construcciones mediáticas. Quiero decirles a todos ustedes que aunque viviera mil años, nunca me va a alcanzar para agradecerles el amor, la solidaridad y la lealtad de todos ustedes. Les pido que no abandonemos nuestras convicciones nunca , y sobre todo ese indestructible amor a la Patria que nos une a todos.”