UNA DISCUSIÓN NECESARIA

Dólar soja o soberanía alimentaria

Tan solo 10 grandes cerealeras obtuvieron el 91 por ciento de la renta del llamado “dólar soja”; fueron unas 13,3 millones de toneladas de granos vendidos bajo el esquema de tipo de cambio diferencial a 200 pesos. ¿A dónde van las divisas que incorpora el Banco Central?

Este dato demuestra que no es el pequeño productor el que puede aguantar sin liquidar, el que se puede permitir “especular” y buscar “devaluaciones a medida”, sino los grandes jugadores. Estas son las firmas que más aprovecharon el dólar diferenciado: Viterra (2.743.329 toneladas), Cargill (1.799.548 toneladas), Aceitera General Deheza (1.600.134 toneladas), Bunge (1.271.112 toneladas), LDC (1.248.250 toneladas), Molinos Agro (1.002.300 toneladas), COFCO (968.000 toneladas), ACA (597.8555 toneladas), Amaggi (519.500 toneladas) y ADM Agro (357.000 toneladas).

Del total de ventas autorizadas, los pequeños comercializaron una parte ínfima de las 13 millones de toneladas autorizadas a salir del país: apenas el 5%. Lo que desató sus reclamos porque ya habían liquidado, dejando en evidencia la desigualdad entre el propio campo, pocas veces diferenciada. Cómo compensación, el gobierno nacional destinó parte de los recursos recaudados a lanzar dos fondos en apoyo a pequeños y medianos productores y economías regionales.

Con el dólar-soja se obtuvieron 8.120 millones de dólares y se declaró un ingreso de divisas por 7.646 millones de dólares. Hasta acá, éxito rotundo. Las alarmas se encendieron cuando no se movió el amperímetro de las reservas en el balance de la autoridad monetaria, a pesar de que ya se reconocía el ingreso. Resulta que se empleó para pagar intereses y compromisos en el exterior, incluido una especie de reintegro con el FMI; más el pago de deuda externa de privados -algo que se viene reprochando-. El Banco Central reconoció una pequeña parte, señalando que accedieron a dólares oficiales para cancelar la deuda (real o supuesta) que habían contraído en los años del macrismo y para sus importaciones, empresas energéticas, bancos, constructoras, alimenticias y firmas del sector de la comunicación por un total de, nada menos que, 23.710 millones de dólares.

Tenemos récord de superávit comercial, sin embargo las reservas internacionales son negativas y, aunque no está reconocido oficialmente, todo parece confirmar que se debe a ésta financiación de deuda privada en el exterior. Esto viene siendo así desde que asumieron las actuales autoridades del Central. Recién en octubre de 2020 le pidieron a las empresas que refinanciaran ellos al menos el 60% de su deuda en el exterior, y que el otro 40% seguiría disponible con dólar oficial.

UN NUEVO MODELO ALIMENTARIO. Mientras vemos cómo los grandes del campo se ordenan una devaluación a medida, otra es la realidad y el paradigma que se busca fomentar en la provincia de Buenos Aires.

Lejos de la timba y la extorsión, el programa “Mercados Bonaerenses” viene apuntalando cada vez más a pequeños y medianos productores agropecuarios. Dichos mercados están consiguiendo bajar en hasta un 25% el precio de alimentos básicos en más de 90 municipios bonaerenses. Facilitando a las PYMES y al pequeño productor rural canales de venta. Por ejemplo, cada Mercado Bonaerense tiene 10 ó 12 tambos vinculados. Hay que recordar que con el macrismo cerraron 500 tambos y la producción láctea cayó un 14% entre 2015 y 2019. Situación que se ha logrado revertir desde 2019, con un incremento del 13,5% de la actividad.

Otro tanto ocurre con la producción de carne, que está muy concentrada su faena, cargando los costos de fletes cada vez más caros a los consumidores. Por esta razón la provincia, en sintonía con los Mercados Bonaerenses, lanzó la instalación de frigoríficos en conjunto con los municipios. Actualmente, hay 12 en construcción para faena, tanto de carne bovina como porcina y ovina que también está teniendo un crecimiento muy importante.

De esta manera, la provincia apunta a un modelo de soberanía alimentaria, a la desconcentración de las cadenas e intermediarios, a la economía real y contra la especulación en los precios.