PARA LA ALEGRÍA DEL PUEBLO
CFK 2023
La notable victoria de Lula en Brasil consolida el rumbo antineoliberal en nuestro continente, mayoritariamente gobernado por fuerzas de izquierda. Casi en simultáneo, los presidentes Nicolás Maduro y Gustavo Petro sellaban el inicio de relaciones fraternales entre Colombia y la República Bolivariana de Venezuela. Quien quiera ver que vea. Si abrimos un poco el cuadro, veremos el avance potente de China Socialista, dispuesta a profundizar la lucha política y de ideas frente al enemigo principal de los pueblos, el imperialismo norteamericano. Dijo Vladimir Putin en el Foro Valdai el último 27 de octubre: “El mundo unipolar está siendo relegado al pasado. Nos encontramos en una encrucijada histórica. Nos espera probablemente la década más peligrosa, imprevisible y al mismo tiempo más importante desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Occidente es incapaz de gobernar a la humanidad en solitario y la mayoría de las naciones ya no quieren soportarlo. Esta es la principal contradicción de la nueva era. Por citar un clásico (N.d.R: Lenin en Dos tácticas…), se trata de una situación hasta cierto punto revolucionaria: las élites no pueden y el pueblo no quiere seguir viviendo así”. Un momento inédito para el conjunto de la humanidad.
Dicho esto, debemos mencionar que la fallida experiencia de gobierno de Alberto Fernández revela dos cuestiones relevantes: nadie puede servir a dos señores (ya lo dijo La Biblia) ni nuestro pueblo va a resignarse sin luchar a un retorno del neoliberalismo en nuestro país, cuyo daño no es difícil de mensurar. La pelea hoy pasa por generar las condiciones para que Cristina sea candidata presidencial en 2023. En las actuales circunstancias de la Argentina, es la única dirigente política que concita el respaldo de las grandes mayorías. ¿Para qué? Para impulsar un proyecto de nación que garantice grados de soberanía, igualdad y justicia social que confrontan objetivamente con los planes de saqueo de los yanquis para nuestra región. En momentos en que se discute el destino del litio, de los hidrocarburos y el agua dulce; cuando desde el campamento de la derecha avisan que van por la legislación laboral, las empresas del Estado y la industria nacional; cuando está en juego la existencia del país, arrinconado por una deuda impagable, el papel que sólo puede asumir Cristina es revolucionario.
Los que no se confunden son los dueños de la Argentina, subsidiarios en su mayoría de los monopolios transnacionales. La obscena embestida del partido judicial contra CFK cuando se perfila con más nitidez su candidatura refleja la desesperación de estos sectores. No sólo buscan impunidad para quienes intentaron asesinarla, sino que reeditan el desfile por los tribunales con causas que ya superan la ciencia ficción. Golpean contra las instituciones democráticas una y otra vez, ahora a través del fallo de la Corte que interviene en la composición de los bloques parlamentarios. Debemos romper la barrera, decíamos en el número anterior de NP, si pretendemos liberar a nuestra patria de los condicionamientos neocoloniales.
Existe una nueva generación de trabajadores y trabajadoras, de dirigentes gremiales forjados en la defensa de Néstor y Cristina durante 12 años y en la resistencia al neoliberalismo. Se vió en el Congreso de la Unión Obrera Metalúrgica realizado días atrás. No hay solución gremial sin solución política decía la consigna que lo encabezaba, lo que nos exige salir a militar en el seno de nuestro pueblo, con sencillez y con solidez, que las soluciones políticas requieren de movilización y organización que las impulsen. Cristina al frente, con las mayorías junto a ella dispuestas a hacer lo que haya que hacer.
“Es necesario representar y organizar no solamente lo que ha sido el peronismo sino lo que ha sido el gran movimiento nacional que agrupa, no solamente a peronistas, sino a todos aquellos que creen que es posible la construcción de una sociedad más justa y más equitativa”, dijo CFK ante los delegados y delegadas de la UOM. Los y las comunistas del PCCE estamos dispuestos, una vez más, a destinar todos nuestros esfuerzos, nuestro cuerpo y corazón, a la lucha que nos acerca a nuestros objetivos estratégicos: el camino argentino al socialismo.