UNA OPCIÓN DE HIERRO

Salir ya del FMI

Hoy se deben unos 45 mil millones de dólares, con un acuerdo que no trajo ninguna ventaja, lo que implica un gran desafío para el próximo gobierno si su objetivo es sacarse de encima al FMI. Los precandidatos de Unión por la Patria, Sergio Massa y Agustín Rossi, sostienen que Argentina debe pagar la totalidad de la deuda con superávit comercial y así romper los lazos de subordinación con el FMI. No explican todavía cuál será el programa exportador que pueda traer esta solución. 

En este sentido, la pregunta es cómo se resuelve la ecuación cuando la prioridad de pagarle al FMI y expandir la economía son mutuamente excluyentes, porque requieren que el mismo flujo de ingresos se destine a otros usos. Por otro lado, los condicionamientos que impone el cogobierno del Fondo son incompatibles con una política redistributiva a favor de los sectores populares, de las trabajadoras y trabajadores y con una política económica soberana. 

Continuar con los pagos al FMI implica limitar la expansión de la actividad económica para maximizar el superávit comercial y, de esta forma, disponer de dólares que se utilicen con este fin. Además, el acuerdo, como se señaló oportunamente, es inflacionario. El 75% del PBI de nuestro país es fruto del mercado interno, los ajustes fiscales y las medidas de austeridad se traducen en un impacto económico negativo donde la contracción económica y el desempleo se profundizan y se produce un deterioro generalizado del bienestar social. Los bonos y aperturas de paritarias, si bien mitigan el deterioro distributivo que provoca la aceleración inflacionaria, no son suficientes para revertir la regresiva redistribución del ingreso como lo demuestra este último año.

Por esto, la propuesta de Cristina es la de pagar con porcentajes vinculados a las exportaciones, una vez que ya se hayan usado los dólares para el desarrollo económico y no al revés. El 25 de mayo frente a una multitudinaria plaza y con el conjunto de la dirigencia del Frente de Todos, Cristina delineó un programa de prioridades, entre ellas señaló que: “El problema que hoy tenemos, acuciante, es la distribución del ingreso. Y miren, créanme que para distribuir el ingreso muchas veces hay que ponerle carita fea a los que tienen mucho… ¿O por qué creen que me odian, me persiguen y me proscriben? Por eso, porque nunca fui de ellos ni lo voy a ser hagan lo que hagan; me quieran matar, meter presa, nunca voy a ser de ellos. Yo soy del pueblo y de ahí no me muevo (…) Si nosotros, los argentinos y argentinas, no logramos que ese programa que el Fondo Monetario impone a todos sus deudores sea dejado de lado y nos permita elaborar un programa propio de crecimiento, de industrialización, de innovación tecnológica, va a ser imposible pagarlo… ¿Se creen que van a poder pagarlo únicamente con commodities? Es imprescindible entonces unidad nacional frente a eso. Fue un préstamo político y política también tiene que ser la solución. En todo caso que lo aten a un porcentaje de exportaciones, pero que dejen de querer dirigir la política y clausurarnos la industrialización del país y convertirnos únicamente en proveedores de materia prima.”

Este programa requiere una acción de gobierno en la cual el pago al FMI sea la variable dependiente y, en consecuencia, abandonar las exigencias del Fondo como la reducción de subsidios y el aumento de tarifas; el déficit fiscal 0; devaluación rápida ajustando el tipo de cambio sobre la inflación; el aumento de tasas de interés, etc. Esto implica una pulseada permanente con el organismo en donde la acumulación de fuerza es necesaria para avanzar en ese objetivo.

El espacio de Unión por la Patria, con Cristina a la cabeza, conjuga las políticas de distribución del ingreso, una nueva negociación con el Fondo Monetario Internacional y el desarrollo económico. Dos modelos en disputa, esa es la batalla de fondo y quienes tienen la responsabilidad de representar tienen la obligación de explicar con claridad cómo saldremos del atolladero de la deuda que pesa en las espaldas del pueblo.