LACAYO DE LA CASTA

Milei contra el pueblo

Al cierre de esta edición, Javier Milei se dispone a emitir un DNU con el que pretende barrer de un saque derechos laborales y sindicales, derogar las leyes de alquileres y de abastecimiento, la conversión en sociedades anónimas de las empresas estatales (paso previo a su privatización), la reversión de la ley de ganancias y una nueva ley de blanqueo a la medida de los fugadores. ¿Reforma laboral por decreto? El Estado soy yo. Días atrás, su flamante ministro de Economía (el antipatria Luis Caputo) había presentado una docena de medidas claramente regresivas, entre ellas una megadevaluación cercana al 120%, tarifazos en los servicios públicos, eliminación de subsidios al transporte, achicamiento de la planta estatal, desfinanciamiento de las provincias y paralización de la obra pública. Entre anuncio y anuncio, presentaron un “protocolo antipiquetes” claramente violatorio de la Constitución Nacional, en tanto que niega el derecho a la protesta. En conjunto, se trata de un retroceso en términos políticos, económicos y sociales del que no se registra antecedentes en décadas.

Es llamativo el grado de indolencia y cinismo del jefe de Estado respecto al impacto fulminante que este paquete antipopular tendrá sobre las condiciones de vida de millones de compatriotas. ¿La casta? Bien, gracias. En cuestión de días, diferentes productos (alimentos en particular) llegaron a las góndolas con aumentos del 100%, los combustibles registraron incrementos superiores al 60% y la carne se convirtió en un bien suntuario. ¿Hasta dónde pretenden tirar de la piola sin que se produzca una masiva reacción popular? Mientras tanto, el Messi de las finanzas ya prepara un nuevo ciclo de endeudamiento que recaerá, como durante el macrismo, sobre las mayorías. Milei va a medir hasta dónde llega, cuál es la resistencia que se antepone, no solo en la calle sino también en el Parlamento y por parte de las provincias. Para empezar, en la primera reunión entre Milei y los gobernadores, una clara mayoría de los mandatarios provinciales no avaló la reversión del impuesto a las ganancias para asistir a las provincias, luego de la baja de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN). El compañero Axel Kicillof se puso al frente de esta posición: es decir, que el costo lo paguen los ajustadores.

El descontento va a madurar, y hay que aguardar con inteligencia. No ser funcionales a los planes del enemigo, como lo es el trotskismo, facilitando un escenario represivo que siempre infunde miedo y deriva en la desmovilización. Por otra parte, el gobierno va a aprovechar para victimizarse con el argumento de que no lo dejan gobernar a escasos 10 días de haber asumido. Las medidas de ajuste ya empiezan a pegar, en especial en aquellos sectores que votaron por el “libertario”. ¿Qué va a pasar cuando los laburantes no puedan pagar el boleto para ir a trabajar? ¿O cuando les vayan a cortar la luz o el gas ante la imposibilidad de pagar facturas desorbitantes? Es cuestión de tiempo, pero el conflicto va a emerger desde abajo y ahí vamos a tener que estar presentes, en los barrios, en los colegios, en los lugares de trabajo, desde los gremios, para avanzar en organización y conciencia. Y construir acciones masivas que pongan un freno al energúmeno de la motosierra. De cualquier forma, de concretarse una reforma laboral por decreto, evidentemente estaríamos ante una acción de tal gravedad institucional, que requerirían acciones concretas e inmediatas, de diferente índole. Ojala que la CGT esté a la altura de las circunstancias y encabece la resistencia frente a esta deriva autoritaria. El pueblo trabajador le va a poner el cuerpo.