LA FUERZA IMPARABLE DE CHINA Y RUSIA

Cómo horadar la multipolaridad y morir en el intento

La gran reunión política anual china conocida como las “Dos Sesiones” comenzó el pasado 4 de marzo en Beijing, con la presencia del presidente Xi Jinping. Las Dos Sesiones se componen de la reunión de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPC), un organismo asesor, que se celebra de lunes a domingo en el Gran Palacio del Pueblo, y de la sesión de la Asamblea Popular Nacional (APN), el Parlamento, que culminará sus trabajos el lunes 11 de marzo. Los objetivos principales planteados: una meta de crecimiento del PIB para 2024 en torno al 5 por ciento; crear más de 12 millones de empleos en zonas urbanas; una relación entre déficit y PIB del 3 por ciento; potenciar la investigación en tecnologías disruptivas y de vanguardia; lanzar un programa anual de 700.000 millones de yuanes para estimular el consumo; trabajar con el fin de adherirse al Acuerdo de Asociación Transpacífico Integral y Progresista; avanzar en la revolución energética; oponerse a la “independencia de Taiwan” y la injerencia exterior, entre otros elementos.

El capitalismo financiero transnacional busca afanosamente quebrantar el poder estatal y cualquier iniciativa colectiva. El proceso irreversible de desarrollo económico chino por sobre el resto del mundo, provoca una respuesta destructiva sobre su poder estatal y capacidad para sostener la inversión y producción. Pero vayamos a los números concretos:

  • 1) La economía china creció un 5,2% en 2023 mientras que la de Estados Unidos fue de un 2,5%.
  • 2) Si comparamos la tasa de crecimiento con el resto de las principales economías del mundo, apenas llegan al 1%.
  • 3) El FMI calcula que China crecerá un 4,6% este año, mientras que las economías capitalistas del G7 tendrán suerte si llegan al 1,5%. Las previsiones hasta 2027 son precisas.
  • 4) Si la economía china sigue creciendo un 4-5% del PBI durante los próximos 10 años, y la proyección oficial presupuestaria del Congreso de EE.UU se estima en 1,4% al año entre 2020-2035, el crecimiento del país asiático sería 2,5 veces más que el americano. 

Existen 20985 proyectos concernientes a préstamos o subvenciones de China en 165 países.

A partir de los años 1980, bajo la conducción política de Den Xiaoping, las reformas llamadas “de mercado” fueron aplicadas de manera acelerada, creando un sector público importante y dominante, conservando los principales instrumentos económicos. En 1990 la República Popular China se transformó en el gran taller del mundo.

El año pasado, los BRICS + aportaron el 32,1% del PBI mundial y queda cada más relegado el G7.

Sumemos los conceptos expresados en nuestro Comité Central del PCCE, que la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) abarca el 42% de la población mundial y el 32% del PBI mundial y del otro lado del mundo se acentúa el proceso de acumulación del capital, donde el 1% más rico del mundo posee el doble de la riqueza de 6900 millones de personas. El escenario desesperado del capitalismo en crisis se concentra en horadar el proceso inevitable hacia la multipolaridad.

Por eso no sorprenden los intentos de “los generales guerreristas”, jefes de organizaciones multinacionales, ministros europeos y la herramienta amplificadora de los medios de comunicación, en sus intentos por estigmatizar “el peligro de Rusia” con un imaginario conflicto bélico en su territorio que intenta proyectarse sobre la conciencia de la población y el surgimiento de partidos ultraderechistas.

En su discurso ante la Asamblea Federal del gigante euroasiático, el presidente Vladimir Putin ofreció la siguiente definición, compacta, precisa e inequívoca, fiel a su estilo: “El llamado Occidente, con sus prácticas coloniales y su afición a incitar conflictos étnicos en todo el mundo, no sólo pretende impedir nuestro progreso, sino que también imagina una Rusia que sea un espacio dependiente, decadente y moribundo en el que puedan hacer lo que les plazca. De hecho, quieren reproducir en Rusia lo que han hecho en otros muchos países, incluida Ucrania: sembrar la discordia en nuestra casa y debilitarnos desde dentro. Pero se equivocaron, lo que ha quedado meridianamente claro ahora es que se toparon con la firme resolución y determinación de nuestro pueblo multiétnico. Nuestros soldados y oficiales -cristianos y musulmanes, budistas y seguidores del judaísmo, personas que representan diferentes etnias, culturas y regiones- demostraron con sus acciones, que son más fuertes que mil palabras, que la cohesión y la unidad seculares del pueblo de Rusia son una fuerza formidable e invencible. Todos ellos, hombro con hombro, luchan por nuestra Patria común. Juntos, como ciudadanos de Rusia, nos mantendremos unidos en defensa de nuestra libertad y de nuestro derecho a una existencia pacífica y digna. Trazaremos nuestro propio rumbo, para salvaguardar la continuidad de las generaciones y, por tanto, la continuidad del desarrollo histórico, y abordaremos los retos a los que se enfrenta el país basándonos en nuestra visión del mundo, nuestras tradiciones y creencias, que transmitiremos a nuestros hijos.”