Con profundo dolor y tristeza asistimos al anuncio del inesperado fallecimiento del Comandante Fidel Castro, líder histórico de la Revolución Cubana. Nos deja físicamente una de las figuras más extraordinarias de la historia de América Latina y de la historia de la Humanidad. Revolucionario sin parangones, patriota y antimperialista consecuente, símbolo de los marxistas-leninistas de todo el planeta, Fidel es el artífice de la primera experiencia socialista de nuestro continente, invicta y victoriosa hasta su último aliento.
Pablo Pereyra, Secretario General del PCCE, afirmó: “Soldado de las ideas, comunista cabal, Fidel murió con las botas puestas. No pudieron con él los yanquis ni el odio enconado del imperialismo. Su obra es Cuba Socialista, su pueblo maravilloso, sus principios, sus convicciones, su temple de acero, que permitieron alumbrar un nuevo tiempo en Nuestra América que ya no se detendrá. Cuando en el mundo se extendía el neoliberalismo como una mancha venenosa, cuando los cantos de sirena anunciaban el triunfo histórico del capitalismo y la irreversible muerte del socialismo, más se agigantaba la figura del Comandante en Jefe, resistiendo y afirmando que era necesario luchar por la globalización de la solidaridad y que un mundo mejor era posible. ¡Gloria eterna al compañero Fidel!”