El pasado 3 de marzo se realizaron elecciones locales en toda la costa Caribe de Nicaragua, dividida en dos regiones autónomas (Norte y Sur). El resultado fue un contundente triunfo del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) con el 55% de los votos. Con una derecha dividida, el segundo lugar fue para el Partido Liberal Constitucionalista con un 15%. En total, 348.491 ciudadanos del Caribe nicaragüense estaban empadronados para votar, de los cuales lo hizo el 45%, según datos oficiales.
Este triunfo popular, si bien no tuvo demasiada trascendencia para la prensa dominante, es de suma importancia para el actual contexto geopolítico regional, ya que significó un duro golpe contra los planes del imperialismo y sus mercenarios locales. Durante todo 2018 y parte de 2019, sectores opositores ligados a EE.UU. intentaron imitar el modelo de las “guarimbas” venezolanas para afectar la economía del país y derrocar al gobierno del Comandante Daniel Ortega. Ataques terroristas contra instituciones públicas; emboscadas y asesinatos de militantes sandinistas y fuerzas de seguridad; sabotajes eléctricos, entre otras acciones típicas del accionar de la CIA, son algunos ejemplos que dejan en evidencia un modus operandi idéntico al que utilizan en Venezuela. Si bien el efecto económico se sintió y el PIB cayó cerca de un 4% el año pasado, el gobierno salió fortalecido al derrotar y desbaratar rápidamente a las distintas bandas criminales de la derecha mediante la movilización popular y el llamado a elecciones.
Desde que asumió Daniel Ortega a la presidencia en 2007, Nicaragua se convirtió en uno de los países con mayor crecimiento anual del PIB de todo el continente americano, con una tasa anual promedio cercana al 5%. Se espera que esta tendencia reaparezca en 2019, siempre y cuando EE.UU. no intente un nuevo ataque contra el país. Algunos sectores de la derecha, desenfocados de la realidad y sin entender que fueron derrotados, siguen exigiendo un adelanto de las elecciones generales (las ultimas fueron en 2016 cuando el FSLN triunfó con el 72% de los votos). Daniel Ortega descartó adelantar las elecciones programadas para el 2021, pero ofreció abrir una mesa de diálogo con la oposición. Mientras tanto, Nicaragua continúa por la senda de la paz, el desarrollo económico soberano y con un gobierno sandinista fortalecido.