Nuestras son las penas, los dólares ajenos
El ministro de Economía, Martín Guzmán, sostuvo en reiteradas ocasiones que el problema es la restricción externa, es decir que el país no genera los suficientes dólares para crecer. Ese fue el argumento incluso para oponerse al aumento de las retenciones. Y como si fuese poco, también se asocia el “consumo popular” al riesgo de quedarnos sin reservas. Sin embargo, el superávit comercial pareciera contradecir al ministro.
En el 2021 la Argentina obtuvo un superávit comercial (que es la diferencia entre lo que se exporta e importa) de US$14.750 millones. Aun así, el año terminó con las mismas reservas que el año anterior.
Entonces ¿dónde se van los dólares que ingresan? Entre los números más llamativos, figura que el Banco Central se desprendió de US$5.101 millones para abastecer préstamos exteriores de empresas privadas. La cifra encendió las alarmas dentro del Frente de Todos, tanto que hasta Miguel Pesce, presidente del BCRA, presentó un informe al respecto. Para que se dimensione: en comparación, la dolarización de ahorros (los US$200 por persona habilitada) fue de US$633 millones, una cifra mucho menor. También hubo una intervención importante para evitar una mayor brecha cambiaria, en la cual el Central vendió US$2.476 millones.
A marzo de este año había 43.137 millones de dólares en reservas; sin embargo, si no se hubieran pagado el capital y los intereses de los préstamos tomados en el exterior por las empresas locales, las reservas a marzo serían de 70.961 millones de dólares.
Lo que despierta sospechas de que puede haber “lobby encerrado” es el detalle de que no hay obligación legal de proceder a cubrir esas deudas privadas. Desde el vamos, dichos préstamos no fueron otorgados con “seguro de cambio o una garantía estatal”, y por supuesto, nadie otorga un préstamo en el mercado financiero global sin garantías. La práctica en estos casos, demuestra que las propias garantías también están en el exterior.
Los funcionarios que tomaron la decisión habilitar las divisas para pagar esas deudas, se justifican sosteniendo que, de lo contrario, se habrían arruinado las expectativas, -la cuestión de las “expectativas del mercado” siempre se encuentra presente en el dogmatismo neoliberal más duro-, y el mercado global de deuda deduciría que estábamos en “default” y que eso habría complicado la negociación por la deuda externa. Y ejemplifican diciendo que la corrida de septiembre de 2020 fue por el rumor de que se iba a prohibir que se vendan dólares para pagar deuda externa privada.
Pero hay planteos que siguen vigentes a pesar de las explicaciones. Si las empresas tenían los dólares en el exterior para pagar esos créditos, ¿por qué ordeñar las reservas del Banco Central? Y acá surge otro cuestionamiento: en la mencionada corrida de septiembre de 2020, algunos denuncian que las empresas podían obtener el dólar oficial a 103 pesos, y venderlo, casi el mismo día a dólar MEP o Contado Con Liquidación (CCL) a 170 ¿Otra evidencia de que los mayores subsidiados son los ricos?
Durante el gobierno de Macri el sector privado incrementó su endeudamiento financiero externo en más de 20.000 millones de dólares; en el informe dibujado de Pesce se dijo que “durante 2021, el sector privado realizó pagos de deuda externa por 6.200 millones de dólares. Pero algunos, como el equipo de Enrique Aschieri, calculan que los pagos en realidad superaron los 15.000 millones de dólares.