CIERRES, DESOCUPACIÓN Y PÉRDIDA DEL SALARIO

El consumo en picada

En febrero la actividad industrial descendió un 6 por ciento comparado con el mismo mes de 2016. Más cierres de empresas, fábricas, comercios y destrucción del mercado interno. Ahora 6 y Ahora 3, pero a los trabajadores no les alcanza el salario. En todo el país se resiste la embestida neoliberal.

El deterioro de la calidad de vida de la mayoría del pueblo argentino se agudiza a gran velocidad. Desde el gobierno nacional insisten con los “brotes verdes” y la necesidad de las inversiones que ahora resulta que no llegan por culpa de “la alta conflictividad social”. Y sí, los trabajadores y el pueblo se movilizan ante la política económica elaborada y exigida desde los grupos concentrados trasnacionales que tienen en los ceos-funcionarios una garantía para su implementación.

Casi el 73 por ciento del PBI de nuestro país está compuesto, mayoritariamente, por la capacidad de compra de los amplios sectores populares: alimentos, remedios, vestimenta, electrodomésticos, por citar algunos ejemplos de primera necesidad. La caída de la producción nacional en los diferentes rubros, merced a la apertura de las importaciones, los tarifazos y la inflación, trae como consecuencia los cierres de fábricas, Pymes, comercios y el achicamiento del empleo informal. El círculo se completa con el aumento de la desocupación y la falta de poder adquisitivo que impide reactivar el mercado interno ni que se dinamice la economía. La intentona de los Precios Transparentes propició una drástica caída del consumo masivo; sólo una minoría tiene para pagar en una sola vez. Ahora 6 y Ahora 3 son los planes con los que el gobierno desea que algo “se mueva” frente a la situación recesiva.

Para promover el crecimiento que desde 2003 se impulsó con políticas de sostenimiento y creación de puestos de trabajo con valor agregado y de acompañamiento en la puja por las suba de salarios, se necesita precisamente eso: el comercio y la industria con sus persianas levantadas para que el círculo virtuoso, como lo llama Cristina, ruede en el desarrollo con inclusión. Los guarismos conformados por la compra de camionetas 4×4 o autos de alta gama no son expresión de crecimiento real, por citar ejemplos de bienes suntuarios a los que accede un pequeñísimo sector y con los que se intenta engañar.

CUESTA ABAJO. En el segundo mes del año, la actividad industrial descendió un 6 por ciento comparado con el mismo mes de 2016. Yendo rubro por rubro, la textil continúa encabezando la criminal realidad con una caída del 22,5 por ciento. La construcción, pese a los anuncios de inicio de obra pública, un 3,4 por ciento y lleva acumulado en el primer bimestre un 2,9. Si se compara con febrero del 2015, el retroceso en este sector es del 10 por ciento. Hace catorce meses consecutivos que cae la construcción, actividad que reacciona rápido a los cambios económicos por lo que se la toma como señal de buenos o malos augurios. La siderurgia descendió un 9,3 por ciento por la merma del acero crudo (9,9) y del aluminio primario (7,3). La automotriz, en la comparación anual, un 18,6 por ciento y la industria de la metalmecánica, un 8,5 por ciento.

La industria alimenticia descendió un 4,2 por ciento a consecuencia del sector de lácteos (16,4) y carnes rojas (3,2). En relación a la producción de lácteos, se profundiza la situación de Sancor por los cierres de plantas, despidos y suspensiones, a la que se suman empresas queseras de Santa Fe. La producción editorial y de imprentas cayó un 12 por ciento; la del papel y el cartón, un 2,4, la de sustancias y productos químicos, un 4,1 por ciento.

La localidad de San Martín, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, se declaró en estado de emergencia por la situación que atraviesan sus micro empresas y Pymes que conforman el 90 por ciento de los establecimientos industriales; situación que ya se había declarado la ciudad de Luján.

La ofensiva neoliberal va encontrando cada vez mayor resistencia en cada empresa, en cada región y en cada jornada de carácter nacional.