MARXISTA-LENINISTA GENIAL
Antonio Gramsci
El 27 de abril de 1937, hace 80 años, fallecía el genial pensador italiano Antonio Gramsci, víctima de una larga enfermedad sufrida en los once años de presidio en las mazmorras del fascismo mussoliniano.
Fundador de L’Ordine Nuovo (1919), del Partido Comunista de Italia (1921), y de L’Unitá (1924), Gramsci es considerado uno de los más importantes teóricos marxistas del Siglo XX en Occidente. Aunque una mayoría de estudiosos de su pensamiento, adscriptos al llamado “marxismo académico”, tan afectos a la “objetividad” del descompromiso, soslayen o renieguen de la cabal estirpe comunista del nacido en Cerdeña un 22 de enero de 1891.
Los datos salientes de su biografía ya fueron tratados en esta columna (NP 250, 21 de enero de 2016), por lo que vamos a tratar uno de los tantos temas en los que el sardo hizo un aporte sustancial al desarrollo del pensamiento marxista-leninista.
En sus “Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno” (publicada en 1949, doce años después de su muerte), Gramsci aborda en profundidad el pensamiento del famoso político teórico-práctico de la naciente burguesía italiana, quien en su obra “El Príncipe” (1513), reivindica la figura que debía dar cemento político, ideológico, cultural y moral a la nueva nacionalidad burguesa necesaria para la Italia de ese tiempo.
Saltando dialécticamente a Nicolás Maquiavelo, Gramsci concluye que el “Príncipe” moderno de la construcción socialista debía ser el Partido Comunista, concebido como el intelectual obrero colectivo que condujera a la nueva sociedad hacia el comunismo.
Cuando el “Príncipe” del PCUS fue suicidado, se derrumbó la URSS. Cuando el “Príncipe” del PCCH se plantó, la República Popular China se levantó aún más. Cuando Fidel y el Partido Comunista Cubano resistieron, Cuba dio un ejemplo magnífico de dignidad a la Humanidad.
Traduciendo a nuestra realidad nacional de aquí y ahora, venimos insistiendo y aportando a la construcción de la fuerza política frentista que sea capaz de transitar el camino de la liberación nacional y social de los argentinos. Fortaleciendo cada vez más al Partido, apostando cada vez más al kirchnerismo como el nuevo movimiento histórico de nuestros días, y respaldando firmemente la conducción de Cristina como garantía de unidad y proyección progresiva del curso de la Patria.
R.G.M.