BRASIL: El golpe continuado.

Por Rodolfo G. Módena

El pasado 12 de julio tuvimos la noticia de que el dos veces presidente de Brasil y líder del Partido de los Trabajadores, compañero Luiz Inácio Lula Da Silva, era escandalosamente condenado en primera instancia a nueve años y medio de prisión y diecinueve años de inhabilitación política.

La sentencia fue apelada el 18 de julio y la apelación denegada por el Juez Federal Sérgio Moro, el mismo que dictó la sentencia. “Quiero probar que Moro erró, que mienten demasiado…se comporta como un zar, que hace lo que quiere, cuando quiere y sin respeto al derecho democrático o la Constitución”, declaró Lula.

Ahora habrá que esperar la apelación ante el Tribunal Federal Regional de Porto Alegre, el que tratará el asunto en segunda instancia y puede demorar meses en resolver, manteniendo en un limbo la salida democrática de la crisis institucional de Brasil, mientras se avanza en el desguace neoliberal del país.

Como se puede ver, a poco menos de un año del golpe de Estado dado vía Impeachment contra la presidenta Dilma Rousseff (31/08/2016) la escalada golpista sigue su curso de la mano de este impresentable juez Moro (tan impresentable como “nuestro” inefable Claudio Bonadío), que dictó la sentencia condenatoria de Lula sin más prueba que los testimonios de verdaderos delincuentes al servicio de la infamia.

Entretanto, el 11 de julio, el Senado de Brasil aprobó la oprobiosa ley de reforma laboral impulsada por el gobierno ilegítimo de Michel Temer, cercenando innumerables derechos de la clase trabajadora brasileña.

Y como todo tiene que ver con todo, el salvaje ajuste neoliberal avanza también en Argentina. En su editorial del viernes 21 de julio, el diario La Nación no deja lugar a dudas: “Los audaces cambios en la legislación de Brasil, que aumentan la libertad de contratación, exhiben inquietud por la competitividad y por atraer capitales. El hecho de que el Parlamento brasileño haya aprobado recientemente una revolucionaria reforma de la legislación del trabajo no puede ni debe pasar inadvertido para la dirigencia argentina”.

La persecución política, mediática y judicial sufrida por Lula como por Cristina, es el correlato de la ofensiva neoliberal de la oligarquía y el imperialismo, para tratar de evitar que vuelvan a conducir los destinos de Brasil y Argentina, así como retomar el curso del proceso de integración latinoamericana bastardeado por Michel Temer y Mauricio Macri, que no cesan de atacar sistemáticamente a Venezuela por orden del imperialismo yanqui.

Los pueblos movilizados, en la calle y en las urnas, son los que tendrán la última palabra.

Por lo pronto, cientos de miles de brasileños convocados por el Frente Brasil Popular marcharon el 20 de julio en Brasilia, Río de Janeiro, Sao Paulo, Belo Horizonte (Minas Gerais), Fortaleza (Ceará), Sao Luis (Maranhao), Teresina (Piauí), Cuaibá (Mato Grosso), Rondônia (Porto Velho), Curitiba (Paraná), Porto Alegre (Rio Grande do Sul) y Manaus (Amazonas) en respaldo a Lula y en repudio a la reforma laboral esclavista del golpista Temer.

Mientras, aquí también se lucha para frenar al neoliberalismo y nos preparamos para vencer en la batalla electoral del 13 de agosto, con Cristina y la Unidad Ciudadana.

Lula durante el multitudinario acto realizado el pasado 20 de julio en la Av. Paulista (SP).