Impulsar miles de luchas

Para frenar al gobierno.

Con el FMI martillando nuevamente en los dedos, el gobierno nacional avanza en la instrumentación de un “paquete” de reformas estructurales profundamente regresivas y antipopulares. No sólo constituyen un enorme retroceso respecto a los últimos 12 años, sino que van por más y buscan “tirarnos” en la Argentina de 1910. La embestida judicial contra Cristina y las detenciones arbitrarias de los compañeros Julio De Vido y Amado Boudou, responden a este objetivo de fondo: distraer por un lado mientras hunden el cuchillo del ajuste, y correr a CFK del liderazgo opositor. De hecho necesitan más, y es la destrucción del kirchnerismo como expresión política de las grandes mayorías nacionales.

Los cambios que impulsan en materia laboral, previsional y tributaria son muchos y en muchos casos presentados de forma confusa y segmentada. Ese es el laburo cotidiano y planificado de los medios masivos de comunicación. El hecho es que fueron diseñados en Washington y a la medida de los factores de poder. A la par de estas medidas estructurales que exige ahora el imperialismo para “invertir”, se alistan en simultáneo los tarifazos múltiples pospuestos para el día después del 22 de octubre. Es ahora el momento de machacar sobre esto último, el impacto es inmediato y es lo que permite dar una discusión que ayude a la comprensión de los efectos del neoliberalismo. Es lo que no logramos hacer prevalecer en la disputa electoral.

Volviendo a la magnitud de las reformas impulsadas contra el pueblo, bastan sólo algunos ejemplos. Van a tocar la Ley de Contratos de Trabajo para eximir al empresariado del pago de indemnizaciones (lo que augura despidos en masa) y van a flexibilizar la jornada de 8 hs al establecer un “banco de horas” que elimina las extras y condiciona como nunca antes al trabajador al servicio de los designios del patrón. En el orden previsional, van a modificar el mecanismo de movilidad (se ajustará por inflación) lo que significa a priori una caída de 12 puntos porcentuales en las jubilaciones para 2018. También buscarán elevar la edad jubilatoria y bajar el haber inicial. En el segmento tributario, reducen las cargas patronales para las grandes empresas y elevan las de las Pymes, y buscan un pacto fiscal con los gobernadores (en beneficio de la provincia de Buenos Aires) que se sostiene con el desfinanciamiento de ANSES, abriendo el camino hacia una reprivatización del sistema de seguridad social.

Pomposamente, promueven un “acuerdo democrático” con las fuerzas parlamentarias afines. Esto entronca con los intentos de constituir un PJ neoliberal (de la mano de Pichetto, Urtubey y compañía) que les garantice los votos necesarios para dar curso en ambas cámaras a la segunda fase del ajuste. Buscan con este engendro aislar al kirchnerismo y plantar al mismo tiempo una alternativa de recambio en los marcos de la profundización del neoliberalismo. Un primer capítulo de esta armónica comunión se verifica con el proyecto de ley que procura pintar de amarillo el Ministerio Público Fiscal, previa expulsión de Alejandra Gils Carbó mediante aprietes mafiosos. La colonización del Consejo de la Magistratura forma parte también de este menú “dialoguista”. Con estas dos medidas buscan darle mayor poder persecutorio a un Partido Judicial desbocado, que no reconoce garantías constitucionales y resuelto a clausurar el Estado de Derecho. El objetivo declarado (y que nadie se confunda) se llama Cristina Fernandez de Kirchner.

Este complejo escenario exige a los luchadores del campo popular aguzar los sentidos para poner en marcha un acertado camino de resistencia. Sólo algunos de los gremios de la CGT (aquellos que participan de la Corriente Federal de Trabajadores junto al Sindicato de Camioneros) han sido terminantes en su rechazo al ajuste y promueven un plan de lucha. También los laburantes enrolados en las CTA (entre ellos ATE Capital junto a otras seccionales combativas) han llamado a movilizarse contra la ofensiva flexibilizadora. El enemigo vuelve a descargar el veneno del individualismo y el sálvese quien pueda, buscando que asistamos pasivamente a la destrucción de derechos y conquistas que costaron sangre, sudor y lágrimas. Buscan aislarnos de las masas para infligirnos un golpe colosal, por eso la única forma de responder es afirmándonos hoy más que nunca en el seno de nuestro pueblo, y desde allí dar la pelea, sembrar conciencia, canalizar el descontento, acumular fuerzas y prepararnos para recuperar la iniciativa. No es la primera vez que atravesamos una situación de esta complejidad, aunque cada coyuntura requiere un análisis concreto y una respuesta en particular.

La vigencia de Cristina, el liderazgo que ejerce sobre las grandes mayorías se encuentra intacto, por más que intenten día tras día esmerilarla y sumirnos en un debate infantil y autodestructivo que olvida que enfrente está el enemigo principal. Con Cristina no les cierra el círculo, por eso van a buscar arrinconarla, incluso encarcelarla si no tienen otra opción. Pero ella no traiciona, como tampoco nosotros podemos eludir nuestro mandato histórico.