24 DE MARZO

La lucha continúa

Por Rodolfo G. Módena

Este 24 de marzo se cumplen 42 años del Golpe de Estado genocida de 1976. Golpe cívico-militar, como lo caracterizamos desde el principio, porque fueron militares asesinos sus ejecutores, pero fueron civiles oligarcas aliados del imperialismo norteamericano (y ese imperialismo mismo) sus mentores. El propio Rodolfo Ghioldi denunció prontamente el carácter de clase de la dictadura como oligárquica y proimperialista.

Cierto es que han pasado muchos años, pero las heridas abiertas por aquel horror criminal no han cicatrizado, y ojalá que no lo hagan nunca, para que no se olvide, no se diluya en el tiempo o se naturalice como cosa del pasado, para que el Nunca Más sea por siempre y para siempre en la vida y memoria de los argentinos.

Detrás de los militares serviles estaban José Alfredo Martínez de Hoz como Ministro de Economía y Henry Kissinger como Jefe del Departamento de Estado de los Estados Unidos.

El primero, heredero de Julio A. Roca, beneficiario del genocidio de los pueblos originarios del Sur en la Conquista del Desierto y fundador de la Sociedad Rural Argentina. Él mismo, gerente de Acindar y cerebro de la represión y masacre obrera de Villa Constitución en 1975. El segundo, promotor del Plan Cóndor y de todos los golpes fascistas de la década del 70 en nuestra América Latina. Claro que en nombre de “la libertad” y la democracia” defendidas por el cínico imperio del Norte.

Hoy, como con Menem, De la Rúa y Cavallo en los ‘90, las mismas sombras gobiernan al país, y los trabajadores, el pueblo y la Patria vuelven a sufrir las consecuencias nefastas del neoliberalismo.

Como ayer la dictadura, hoy el gobierno de Macri reivindica la represión y justifica asesinatos por parte de las fuerzas represivas del Estado. La ministra Patricia Bullrich, al frente de la cartera de seguridad, es la más obscena expresión de aquellas sombras. Un Poder Judicial que persigue y encarcela opositores sin el más mínimo apego al Derecho, mientras beneficia a genocidas condenados con benignos arrestos domiciliarios. Un Ministro de Energía CEO de la Shell. Una caterva de funcionarios de alto nivel con cuentas multimillonarias en paraísos fiscales, empezando por el presidente, sus familiares y amigos. Un presidente de la Sociedad Rural al frente de la cartera de Agroindustria. O un Magnetto sembrando la mentira y el odio desde el Grupo Clarín, como ayer fuera socio de la dictadura (junto a Mitre de La Nación y Gainza Paz de La Prensa) y se quedara con Papel Prensa a fuerza de asesinatos, desapariciones y torturas. Y la lista podría extenderse más en el escándalo.

A buena parte de la sociedad les vendieron sus globos amarillos, su “revolución de la alegría” o su “crecimiento invisible”. Lo cierto es que hay un submarino perdido “en el mar que es inmenso” y tratan de distraer la atención mirando para otro lado, no vaya a ser cosa que sus amigos piratas lo hayan hundido sin aviso ni explicaciones. Las Malvinas son argentinas, a no olvidarlo nunca.

Lo cierto es que vinieron con su “posverdad” para traer de nuevo lo peor del pasado. Lo dijo en su histórico fallido la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal: “venimos a cambiar futuro por pasado”.

Decían que venían para cerrar “la grieta” y lo que están haciendo es profundizarla. No es que nos sorprenda, era sabido que así sería, porque “la grieta” no fue, no es, ni será otra cosa que la lucha de clases desentrañada por Carlos Marx. Y su “topo de la Historia” volverá, como volveremos a reencauzar los destinos de la Patria de la mano de Cristina y el proyecto nacional, popular, democrático y latinoamericanista que retome el camino revolucionario inconcluso de la liberación nacional y social.