NESTOR KIRCHNER, PRÓCER DEL BICENTENARIO

El rayo que no cesa

Por Rodolfo G. Módena

 Este 27 de octubre se cumplieron ocho años de la partida del compañero Néstor Carlos Kirchner. El Presidente argentino que inició, desde el infierno neoliberal de los años 90, 2001 y 2002, una nueva era en la Historia Argentina.

Era el año 2010, Año del Bicentenario de la Patria. Ese año, el 25 de mayo, vivimos la más gloriosa fiesta nacional, popular, latinoamericanista y antimperialista que recuerde nuestra historia reciente. Cristina era la Presidenta de la República en su primer mandato.

Millones de argentinos salimos a las calles y plazas a celebrar el acontecimiento. Los líderes populares de la Patria Grande (Raúl Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, Lula, Dilma, Correa, y otros tantos compañeros) estuvieron presentes con el sentimiento y la convicción de acompañar a Cristina y a Néstor en la gran patriada continental que llegaba para redimir dos siglos de injusticias.

Millones de argentinos lloramos y acompañamos a Cristina aquel 27 de octubre de 2010. Vivimos en aquellos años la felicidad de la recuperación de innumerables derechos conculcados y la conquista de numerosos nuevos derechos antes impensados. También niveles de conciencia democrática como nunca antes en nuestras vidas.

Pero como decía el Che y recordaba siempre nuestro camarada Jorge Pereyra, “el camino es largo y desconocido en parte”. El enemigo no duerme y tiene aún el poder. Entretanto, la lucha continúa, con marchas y contramarchas, con alegrías y tristezas, victorias y derrotas, aciertos y errores, su curso necesario.

Aquel año 2003, cuando Néstor Kirchner asumió la Presidencia de la República, el país estaba quebrado, venía de la crisis del 2001 y 2002, del colapso del modelo neoliberal y la sangrienta represión a las luchas populares.

El “que se vayan todos” era la consigna indignada de la sociedad entera, pero también era la consigna de la antipolítica, que le hace el juego a la política del capital.

Néstor Kirchner, entre todos los avances de su gobierno y los de Cristina, emergió como un auténtico líder popular que le devolvió a la política su rol de instrumento fundamental de la transformación económica y social.

Con la política se desendeudó al país, crecimos en industrialización, empleo, salarios, jubilaciones, planes de vivienda (PROCREAR), educación e inclusión informática (CONECTAR IGUALDAD), repatriación de científicos, desarrollo nuclear, satelital y de radarización nacional. La lista de logros de la “Década Ganada” es demasiado larga para enumerarla toda.

Pero el enemigo no descansa y ganó las elecciones de 2015 para reiniciar el saqueo neoliberal y proimperialista del país. Así estamos hoy, y no vamos a abundar en detalles que todos conocemos de la desastrosa situación económica y social de nuestra clase trabajadora y nuestro pueblo, ni de la escandalosa hipoteca de la Deuda Externa para la Patria y las generaciones futuras. Tampoco del oprobioso avasallamiento del Estado de Derecho y la persecución mediático-judicial al kirchnerismo.

Y es que el kirchnerismo, con Cristina al frente de la Generación del Bicentenario, llegó para quedarse en la política argentina como el nuevo movimiento histórico nacional frentista llamado a librar las batallas presentes y por venir, y con el norte puesto en la victoria. Recogiendo las mejores tradiciones nacionales, populares y revolucionarias, desde el ideario de Mayo y la gesta sanmartiniana hasta nuestros días.

Los comunistas venimos llamando a esto, desde hace tiempo, como la “línea del frentismo de liberación”. Y en eso estamos hace años, y en eso estamos hoy, desde las luchas de la actual resistencia al neoliberal-fascismo de Macri y a la ofensiva reaccionaria del imperialismo norteamericano sobre nuestra América Latina, a la necesaria victoria popular del 2019 en Argentina.

Porque Néstor Kirchner abrió un camino, y sea cual sea la contingencia, ese “camino largo y desconocido en parte”, ese camino frentista está abierto para los trabajadores y el pueblo argentino.