El 18 de julio de 1950, los obreros de los Talleres Ferroviarios de Pérez, Provincia de Santa Fe, iniciaron una histórica marcha hacia Rosario, oponiéndose al envío de tropas argentinas a la Guerra de Corea. A su paso, miles y miles de mujeres y hombres del pueblo se fueron sumando al reclamo, haciendo de la marcha una marea humana clamando por la Paz.
La masividad, contundencia y repercusión de aquella movilización popular haría que Perón, quien había dicho que “El gobierno argentino tomará la actitud que quiera su pueblo y ninguna otra”, no enviara tropas argentinas a Corea para servir a los intereses geopolíticos del imperialismo norteamericano.
La Marcha Pérez-Rosario es una de las tantas gestas olvidadas del pueblo argentino. Poco se habla de ella y, en todo caso, se la remite a una manifestación pacifista espontánea y difusa. Sin embargo, hay que reivindicar que aquel año, el Partido Comunista y la Federación Juvenil Comunista desarrollaron una intensa campaña nacional de solidaridad internacionalista con la República Popular Democrática de Corea y el pueblo coreano en lucha contra la intervención imperialista yanqui.
Aquella marcha no fue espontánea, ni mucho menos, fueron militantes y cuadros ferroviarios, comunistas y peronistas, quienes la promovieron y organizaron con determinación patriótica y antimperialista.
Cabe recordar también que, en el marco de aquella campaña nacional, el 4 de agosto de 1950 sería asesinado el camarada Jorge Calvo, histórico Secretario General de la Federación Juvenil Comunista, a manos de bandas fascistas que atacaron el local del Partido Comunista de Quilmes, mientras Jorge presidía una reunión de trabajo y planificación partidaria de dicha campaña.
La Marcha de Pérez se inscribe, entonces, como una de las tantas grandes gestas de lucha de nuestra clase obrera y nuestro pueblo contra el imperialismo, así como uno los tantos ejemplos históricos del internacionalismo proletario consecuente de los comunistas argentinos.
R.G.M.