El mismo martes en que se confirmó el acuerdo por la deuda con los acreedores privados, Alberto Fernández anunció en Olivos, junto a María Eugenia Bielsa y Fernanda Raverta, Ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat y titular de ANSES respectivamente, el lanzamiento del Plan PROCREAR: un conjunto de líneas de crédito para vivienda, que fue una de las más importantes políticas de inclusión en la gestión de Cristina.

A partir de sus nueve líneas (4 personales; 5 hipotecarios), el plan propone brindar 300 mil soluciones, entre créditos personales e hipotecarios, que van desde el mejoramiento de la vivienda existente hasta viviendas nuevas en desarrollos urbanísticos. Esta política significa la posibilidad concreta de acceder a la vivienda propia para las clases medias, a tasas fijas y cuotas posibles, en contraposición a la especulación de los créditos UVA, la política de hábitat del macrismo, que más que esto fue una verdadera estafa.

Este retorno al Procrear supone una inversión de 25.000 millones de pesos, para poner en marcha una política de inclusión territorial en un contexto en el que en nuestro país se calcula la existencia de 3 millones de viviendas, mientras que hay 2 millones de unidades ociosas y más de 4400 barrios populares. También será un motor para el empleo, ya que se generarán puestos de trabajo en el sector de la construcción.

Actualmente solo está abierta la inscripción para las dos primeras líneas, que en conjunto suman 190.000 créditos: Microcréditos y Mejoramientos Refacción, a través de la página oficial del Ministerio. Y los requisitos para los créditos personales serán tener entre 18 y 68 años al momento de acceder al crédito; 12 meses de antigüedad laboral; e incluye beneficiarios/as Procrear.

Hace 8 años bajo la presidencia de Cristina Kirchner, se construyeron 30 mil viviendas, 40 mil soluciones habitacionales, se otorgaron 110 mil créditos para viviendas en lote propio y se invirtieron 39 mil millones de pesos, según datos del Ministerio de Economía y del Ministerio de Hábitat; generó más de 800.000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos, reactivó el sector de la construcción; y significó la concreción del sueño de la casa propia para miles de familias argentinas.