FIDEL, FEDERICO Y BRETCH

Imprescindibles

Por Rodolfo G. Módena

Este 13 de agosto, Fidel Castro hubiera cumplido 95 años. Nació ese día del año 1926 en Birán, hoy provincia de Holguín (antes Oriente), al Este de Cuba. A sus seis años fue enviado por sus padres, inmigrantes gallegos, a estudiar a Santiago de Cuba bajo la tutoría de su maestra. Luego, sería desde Santiago de Cuba que se desplegaría su gran periplo revolucionario.

Hoy, en estas breves líneas, no vamos a homenajear a Fidel desde su biografía ampliamente difundida y volcada varias veces en esta columna. La idea es hacerlo de cierta manera mágica. Uniendo nuestro tributo al más grande revolucionario, comunista, marxista leninista cubano, latinoamericano y mundial de la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI, con otros dos maravillosos exponentes de nuestra cultura revolucionaria.

Diría Bertolt Bretch, el gran dramaturgo comunista alemán y universal fallecido en Berlín (RDA), hace 65 años, un 14 de agosto de 1956: “El regalo más grande que le puedes dar a los demás es el ejemplo de tu propia vida”. ¡Y vaya si Fidel nos ha dado ese regalo, no solo al pueblo de Cuba, sino a todos los pueblos del mundo!

Cuando fallecía Brecht, Fidel ultimaba los detalles de la heroica Expedición del Granma, la que conduciría a la victoria revolucionaria del 1º de enero de 1959. La asincronía no nos impide, sin embargo, la asociación atemporal de los sueños, convicciones y luchas comunes de todo tiempo y espacio.

Lo mismo para recordar un poema bellísimo de nuestro amado Federico García Lorca, asesinado en Granada, España, un 18 de agosto de 1936, hace 85 años, cuando el fascismo desataba la trágica Guerra Civil Española.

Federico decía: “¡Hay que dar el perfume que encierran nuestras almas! Hay que ser todo cantos, todo luz y bondad. ¡Hay que abrirse del todo frente a la noche negra, para que nos llenemos del rocío inmortal!”. Fidel lo dio todo por los pueblos del mundo, combatiendo sin cesar contra “la noche negra” del imperialismo, hasta llenarse y hacerse, él mismo, “rocío inmortal” de la Humanidad.

Acaso la cita más conocida de Bertolt Brecht es aquella que reza: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”. Fidel es uno de esos hombres, y de los más enormes. Lúcido pensador, conductor político extraordinario, valeroso combatiente, gran estratega militar, líder popular carismático como pocos y, sobre todo, incansable militante comunista, antimperialista e internacionalista hasta su último aliento.

“Los árboles que cantan se tronchan y se secan. Y se tornan llanuras las montañas serenas. Más la canción del agua es una cosa eterna”, cantaba Federico.

Como eterna es el agua del río de Fidel. Río en el que navegamos y navegaremos por siempre los comunistas y revolucionarios del mundo. Con el rumbo y la brújula heredada de Fidel. Hasta la victoria siempre!