PARA GANAR EN NOVIEMBRE
Hay que redistribuir
El resultado electoral del 12 de septiembre permitió discutir hacia el interior del Frente de Todos (y de cara al pueblo) un conjunto de elementos que ayudan a recordar los objetivos que dieron origen a la coalición política en 2019. En realidad, quien forzó esa discusión fue la compañera Cristina con su carta publicada el 16 de septiembre, cuatro días después de la elección, luego de observar una llamativa inercia posterior en la acción de gobierno. Sobrevino luego el cambio de algunos nombres del gabinete, que adquirió un mayor volumen político y capacidad de gestión. En la provincia de Buenos Aires se propició un proceso similar. No obstante, el eje del planteo de CFK (que hacemos nuestro) estuvo orientado hacia la política económica, específicamente la subejecución presupuestaria, o sea, el ajuste fiscal impulsado por Martín Guzmán. Ese es uno de los factores principales que determinaron la derrota en las PASO, que podemos y debemos revertir. No es una discusión técnica sino política, que debe resolverse con decisión política, en primer lugar, del presidente de la Nación.
Al cierre de esta edición, las medidas anunciadas (salario mínimo, piso de ganancias, blanqueo de trabajadoras domésticas, entre otras) no modifican sustancialmente el estado de cosas. Se requieren acciones más audaces, de envergadura, para mejorar las condiciones de vida de millones de compatriotas. Lo que se debate va más allá del objetivo inmediato del 14 de noviembre: es el rumbo del gobierno nacional, no tal o cual medida. El poder real juega sus cartas, junto a sectores de la CGT, gobernadores, intendentes, etc. Las fuerzas políticas, sociales y sindicales del campo popular debemos intervenir para empujar desde el movimiento de masas un proceso de redistribución del ingreso, con un impacto inmediato en la mesa de los argentinos y argentinas. Se cumplió con el FMI (1900 millones de dólares el pasado 22 de septiembre); que se cumpla con igual premura con las necesidades del pueblo. “Difícil servir a dos señores”, señaló meses atrás Máximo Kirchner en el Parlamento. La prioridad no es un acuerdo rápido ni corto con el Fondo, lo que quema es la deuda interna.
Confiamos en que el gobierno adoptará las medidas necesarias para comenzar a revertir las dos pandemias (neoliberal y COVID-19) que lesionaron las condiciones materiales de las mayorías. Sin un decidido control de precios que acompañe estas acciones, cualquier iniciativa redundará en una frustración. Se van a inyectar 155.000 millones de pesos en el consumo; es imperioso que ese dinero vaya al bolsillo del pueblo y no de los formadores de precios. No alcanza con pedirles que respeten los acuerdos: no lo van a hacer. Aún con una pila de dificultades irresueltas, nuestro pueblo va a sostener su respaldo si ve que damos las peleas que tenemos que dar. El voto bronca debe expresarse dentro del FdT, y desde ahí presionar para cambios más profundos. Este debate sólo lo puede llevar adelante la militancia organizada, en el casa por casa y el vínculo político en los barrios, entre la juventud, los laburantes, etc. Lo que no se hizo en la campaña hacia las PASO.
Valoramos en su momento el rol de Cristina en el armado de las listas de candidatos y candidatas. Debemos luchar de acá a noviembre para garantizar que ingresen la gran mayoría de esos compañeros y compañeras, y después redoblar los esfuerzos para seguir organizando al campo popular, y movilizarnos las veces que sean necesarias para que el gobierno nacional cumpla con los compromisos asumidos en el 2019.