PRESUPUESTO 2022

Una discusión de fondo

Cuando Néstor Kirchner llegó a la presidencia en el 2003, planteó junto a Cristina un modelo de producción de bienes y servicios con claras señales de redistribución del ingreso: paritarias libres, defensa del mercado interno, que las exportaciones pagaran una retención que permitiera al Estado subsidiar la energía, y apuntalar a las industrias para generar mayor valor agregado, y cupo para la venta de carne y trigo. Se infería que el gobierno que ganó las elecciones en el 2019 retomaría un proceso de defensa del mercado interno, del trabajo y de la producción nacional, de allí que la fórmula del Frente de Todxs obtuviera 12.900.000 votos. Dos años más tarde redujo sus electores en un 45%, pasando a obtener 7.100.000 votos. 

Una vez superado el pico de la pandemia en 2020, y sin prever una segunda ola, se aminoró la ayuda social y el apuntalamiento del mercado interno. Llamativamente, esto sigue reflejado en el Proyecto de Ley de Presupuesto de la Administración Nacional 2022 que Guzmán envió al Parlamento días atrás.

La presentación del mismo siempre es un buen momento para discutir cómo se recaudarán y distribuirán los fondos públicos. En el proyecto se prevé cuáles serán las áreas que se consideran clave para la recuperación y crecimiento de nuestro país. En términos enunciativos, aparece un compromiso por garantizar la protección de los segmentos sociales que más están padeciendo la situación económica del país y establecer condiciones para el desarrollo de sectores productivos con “potencial” para “generar un crecimiento de los niveles de generación de divisas, lo que resulta necesario para que nuestro país pueda sostener el crecimiento de los niveles de gasto real sin tropezar con situaciones de crisis de balanza de pagos”. Acá nos permitimos una salvedad: nuestro país solamente crece si crece nuestro mercado interno. Dichas crisis la generan la deuda y la fuga de capitales, no la economía real. 

Lo que aparece claro en el proyecto actual es que se apuesta a fortalecer a los sectores exportadores, sectores que, como venimos analizando, son los que se preocupan por mantener y aumentar sus niveles de exportación y no por abastecer a precios acordes al mercado interno. Si bien el proyecto estipula un crecimiento del PIB, este crecimiento se dará sobre la base de una economía mal distribuida, con bolsones de pobreza y con una gran disparidad en los sectores que crecen y los que son desfavorecidos por una política económica orientada al sector exportador, sin contemplar que la combinación de mayor cantidad de empleo, con mejores retribuciones generarían mayor consumo interno, dinamizando la economía local. En los hechos, el proyecto sostiene el ajuste fiscal, que se refleja en la devaluación de nuestra moneda, lo cual impacta de manera directa en los aumentos de precios, principalmente de alimentos. 

En este contexto será necesario reevaluar los pagos de la deuda ilegitima tomada por el gobierno neoliberal de Macri. ¿A costa de que debemos cumplir? Importante es rescatar las palabras del compañero Máximo Kirchner, quien hace referencia a que no podemos caer en programas enlatados para afrontar la crisis; se debe avanzar con soluciones concretas para los problemas de la gente. 

Será necesario discutir el proyecto del Presupuesto, y afinar con detalle cómo se generarán políticas redistributivas que acompañen el crecimiento económico esperado, ese crecimiento que debe llegar a cada trabajador, trabajadora, a las familias de los sectores populares.