A 40 AÑOS DE LA GUERRA DE MALVINAS
Memoria, verdad, justicia, soberanía y paz
Por Rodolfo G. Módena
Este 2 de abril se cumplen 40 años de la Guerra de Malvinas, desatada por la dictadura cívico-militar en 1982.
Memoria de una causa justa e irrenunciable en la que los únicos héroes fueron nuestros jóvenes soldados de dieciocho años caídos en combate, los suicidados a posteriori del conflicto, los fallecidos en estos cuarenta años y los sobrevivientes que siguen levantando la causa de Malvinas con patriótico y legítimo orgullo. Memoria de una dictadura genocida que los llevó a aquel infierno frío con la misma impunidad con la que torturó, desapareció y asesinó a los 30.000 compañeros del campo nacional, popular y revolucionario. Memoria porque durante dos décadas exactas de democracia (1983/2003), los sucesivos gobiernos y sus reflejos y complejos burgueses, llevaron adelante una miserable política de desmalvinización, invisibilización, desamparo y olvido de nuestros héroes.
Verdad porque la decisión, entre gallos y medianoche, de ocupar militarmente nuestras islas fue un manotazo de ahogado de la dictadura para tratar de prolongar su supervivencia y consolidarse en el gobierno, después de haber reprimido la gran movilización obrera del 30 de marzo de aquel año que la hizo temblar. Verdad porque mintieron siempre, utilizando una justa y sentida causa del pueblo argentino para un fin deleznable. Verdad porque mintieron sobre el desarrollo del conflicto que concluyó con una derrota y rendición militar vergonzosa que dejó como saldo, además de los hijos del pueblo muertos, la instalación de una base militar y nuclear de la OTAN en Malvinas, estratégica para el control imperialista del Atlántico Sur y el paso trioceánico al Pacífico y al Índico. Memoria de los pueblos latinoamericanos que hicieron suya nuestra causa y se ofrecieron a combatir por ella, particularmente los hermanos peruanos y cubanos.
Justicia para los excombatientes que fueron hambreados, muertos de frío, mal equipados, sin la preparación suficiente para enfrentar a una potencia militar como el Reino Unido y, si eso no bastaba, humillados, torturados y hasta estaqueados hasta casi congelarse por parte de oficiales y suboficiales cobardes -salvo honrosas excepciones- formados y acostumbrados a reprimir al propio pueblo. Justicia porque la mayoría de las causas por torturas y vejámenes a nuestros soldados por parte de sus superiores han dormido por años el sueño de los justos. Justicia social para los excombatientes que fueron reconocidos en sus derechos y en su honor por los gobiernos de Néstor y Cristina, vueltos a ningunear por el gobierno neoliberal de Macri y aun no reivindicados lo suficientemente por el gobierno actual.
Soberanía porque las Malvinas son argentinas y es causa nacional y latinoamericana irrenunciable. Porque es una causa anticolonialista y antimperialista. Porque Malvinas es uno de los últimos y anacrónicos enclaves coloniales del mundo. Porque la Patria Grande ha declarado al Atlántico Sur como región de paz y no soportamos una base nuclear de la OTAN en nuestro Mar Argentino. Soberanía sobre nuestros recursos naturales hidrocarburíferos y pesqueros entre otros. Soberanía porque reivindicamos la proyección antártica argentina que nos dan nuestra plataforma continental, la Islas Malvinas, Georgias de Sur y Sándwich del Sur. Así como reivindicamos la soberanía nacional sobre el Río Paraná, el Río de La Plata y su salida y proyección al Mar Argentino y al Océano Atlántico.
Paz reivindicando por las vías diplomáticas nuestra soberanía, con voluntad, fuerza y coraje político en todos los foros internacionales posibles y necesarios. Tenemos argumentos y la verdad de nuestro lado. Tenemos a la gran mayoría de la comunidad internacional a nuestro favor, como lo demuestran las resoluciones del Comité de Descolonización de Naciones Unidas y la Asamblea General de la ONU. Se trata de alzar la voz nacional con firmeza, consecuencia y persistentemente para presionar y forzar al Reino Unido a sentarse a la mesa de negociaciones a discutir el tema de la soberanía. Nuestro gobierno debe actuar más decididamente y gritar a los cuatro vientos que las Malvinas son argentinas.