EL 22 DE OCTUBRE TODOS CON MASSA
La opción del pueblo
Nuevamente confrontan en las elecciones del 22 de octubre dos proyectos de país antagónicos. Luego de las PASO, el debate político público se concentró en la propalación de las “excentricidades” fascistas del candidato de la Libertad Avanza, Javier Milei, vencedor por escasos puntos. Sin embargo, durante las últimas semanas se consiguió equilibrar las cargas a partir de una batería de medidas económicas anunciadas e implementadas con rapidez por el ministro de economía y candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa. Esto último no es menor: una cosa es anticipar lo que haríamos en el caso de ser gobierno, y otra ejecutarlas de forma inmediata, más aun luego de la decepción generada en vastos sectores por el gobierno de Alberto Fernández. ¿Qué es lo que se evidencia entonces? Por un lado las variantes del neoliberalismo (Milei-Bullrich) prometiendo ajuste, destrucción del sistema educativo, científico y sanitario, dolarización, flexibilización laboral, despidos masivos, motosierra, represión, etc., y por el otro la recuperación del poder adquisitivo de salarios e ingresos (eliminación de ganancias para la cuarta categoría, devolución del IVA, suma fija y créditos a monotributistas y asalariados, bono para jubilados, refuerzo para trabajadores informales, entre las principales). Respecto a esta última medida citada, se financiará con un adelanto de ganancias de aquellas empresas (bancos, entidades financieras en general y compañías de seguros), principales beneficiadas por la devaluación post PASO impuesta por el FMI. Es decir, tiene un sentido progresivo. En el caso de la eliminación de ganancias, y devolución de IVA para aquellos sectores de menores ingresos, serán permanentes una vez concluido el tratamiento parlamentario.
Se recuperó la iniciativa política en el tramo final de la campaña. Esto deriva en un crecimiento en las encuestas de nuestro candidato Sergio Massa, un clima más receptivo en la calle y, particularmente, en la ira que destilan los monopolios multimediáticos. De cualquier forma, el enemigo (el imperialismo) mueve los hilos de los candidatos opositores y apela a todas las formas de lucha: económica y financiera, judicial, comunicacional, en fin, diferentes formas de desestabilización. La concatenación de hechos de conmoción que precedieron a las elecciones primarias posiblemente se repitan (con mayor intensidad) en la previa del 22 de octubre. ¿Cómo se enfrenta esto? En la calle, en el mano a mano y el casa por casa. Para asegurar un triunfo en las generales o eventualmente en el balotaje. Explicando las medidas que se están adoptando, sus alcances, y los riesgos de que se imponga el fascismo neoliberal en nuestro país.
Sobre estos y otros temas disertó la compañera Cristina en su última aparición pública. Siempre esclareciendo el escenario político y dotando de herramientas tanto a la militancia como a quienes no están organizados para dar discusión con argumentos, con paciencia, pero con decisión. Habló de las verdaderas castas (la de los economistas subsidiarios de las transnacionales) que endeudaron al país, lo forzaron a una crisis terminal a principios de este siglo, y vuelven campantes detrás de nuevos (y no tanto) mascarones. Volvió a impulsar una reforma tributaria progresiva, desarmando el “lamento” de los popes del establishment respecto a la carga impositiva. Hacemos un paréntesis respecto a esto: las grandes corporaciones evaden hasta 480.000 millones de dólares por año en el mundo en impuestos, en perjuicio de los países en vías de desarrollo. Pero volvemos a Cristina, a quien debemos escuchar con atención, porque en sus conceptos confluyen análisis, tareas y docencia para la práctica política: “A explicar, a hablar, a no enojarse. No hay que enojarse con nadie. No hay que criticarle a nadie el voto. Hay que discutir y en todo caso debatir, pero con respeto. Y yo lo pido porque he sido una dirigente, tal vez, la dirigente más atacada y denostada siendo presidenta, con tapas injuriosas e injuriantes cuando era presidenta. Y siempre, y créanme los que pensaron que con esas cosas o piensan todavía que me van a quebrar, no me conocen. No me conocen. Muerta o presa no me importa, pero no me voy a callar nunca. Sépanlo”.