LAS CONDICIONES PARA LA LUCHA
Crisis económica y tragedia social
La concreción de la detención de la compañera Cristina a partir de una resolución de la cabeza de la mafia judicial evidencia en primer lugar que estamos frente a un notable deterioro de las libertades públicas y los derechos constitucionales en nuestro país. Tras la caída de la última dictadura cívico-militar, los comunistas caracterizamos como democracia restringida al nuevo estado de cosas, dentro las limitaciones propias de la democracia burguesa. Salvando las diferencias históricas, hoy se reedita un escenario con muchas similitudes. En particular, por el tutelaje de las grandes transnacionales que digitan las decisiones políticas y económicas en la Argentina. Por eso dijimos, desde el vamos, que el imperialismo quería a la ex presidenta presa. Para muestra bastó un fallo de la jueza de primera instancia de Nueva York, Loretta Preska, quien exige se le entregue el 51% de las acciones de YPF a dos fondos buitres. Cristina presa y acto seguido, un golpe colosal a nuestra soberanía, que pone en riesgo además un activo estratégico como lo es Vaca Muerta. Huelen sangre.
Los yanquis vienen por nuestros recursos naturales, lo que además supone la balcanización de nuestro territorio nacional. Coloniaje del siglo XXI. ¿De qué otra forma va a pagar el gobierno la cuenta del brutal endeudamiento en dólares, que le permite pisar el tipo de cambio y la inflación “controlada”? Sólo en el mes de mayo se formaron activos en el exterior por 3.000 millones de dólares. El Messi de las finanzas ya se patinó algo menos de la mitad de los 12.000 millones de dólares correspondientes al último desembolso del FMI, en el momento en el que se produce el pico de ingreso de divisas por la cosecha de agro. En este contexto es que el banco financiero JP Morgan recomienda a su clientela desarmar sus inversiones en pesos (salir del carry trade) y pasarlas a dólares. ¿Van a poder sostener esta ficción hasta octubre? Mientras tanto crece el desempleo, crece la desigualdad en términos de redistribución del ingreso, caen los salarios (públicos y privados) y se agudiza el derrumbe del consumo. No obstante, el INDEC informa que cayó la pobreza. Una proeza estadística.
Como campo popular tenemos dos prioridades, coherentes entre sí: la lucha frente al ajuste criminal del cipayaje que nos gobierna, y la lucha por la libertad de Cristina. Crece la presencia en la calle, en masividad y cualitativamente. La monumental movilización del pasado 18 de junio en Plaza de Mayo y alrededores es una expresión contundente, donde nuevamente confluyeron miles y miles de compatriotas no organizados. En simultáneo se produjo una novedad, que es la presentación del Frente de Lucha por la Soberanía, el Trabajo Digno y el Salario Justo. Lo integran sindicatos (de las dos centrales), organizaciones sociales e industriales pymes. Así como en los 90 bregamos por un centro coordinador de las luchas, hoy comenzamos a observar una resistencia más articulada frente al saqueo y la represión. Es significativo además en un contexto donde la conducción de la CGT exhibe niveles de genuflexión explícita. La última cucarda se la ganaron al asistir al Consejo de Mayo junto al jefe de gabinete, y definir desmovilizar a la convocatoria por CFK. Lo cierto es que los laburantes de sus sindicatos sí fueron.
El desafío que tenemos es el de plantar una alternativa que permita una salida política en beneficio de las mayorías cuando esto estalle política, económica y socialmente. En función de este objetivo, es determinante el rol de Cristina y del compañero Axel Kicillof. El triunfo de Monteverde en Rosario, expresión de un armado amplio y antineoliberal, es una experiencia que ofrece lecciones.
El gobierno busca seguir imponiendo una agenda distractiva, con insultos, agravios y adjetivaciones que escandalizan a algunos sectores. Es importante concentrarnos en lo principal, que es promover los conflictos y organizar la bronca.