EDITORIAL:

¡HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE!

Bajo el tiempo de Fidel

Desde estas páginas de Nuestra Palabra, hace exactamente 20 años, reflejábamos la realización del Congreso Extraordinario que dio nacimiento a nuestro Partido, el PCCE. Evidentemente no es una fecha más, por numerosos motivos. La historia quiso que, 20 años después, nuestro aniversario coincida con la despedida (de carácter mundial) al líder histórico de la Revolución Cubana, el compañero Fidel Castro. Para nosotros -como para millones en todo el planeta- se trata de un acontecimiento excepcional. Nos forjamos como militantes al calor de su ejemplo, elaboramos nuestra línea política orientados por su conceptualización, y enfrentamos adversidades de toda índole impulsados por el heroísmo de los revolucionarios cubanos. Nuestro fundador, el inolvidable Jorge Pereyra, explicó como nadie antes porqué para los comunistas argentinos la defensa de Cuba Socialista era una cuestión de principios. Y caló hondo en todos nosotros.

“Nos deja físicamente una de las figuras más extraordinarias de la historia de América Latina y de la historia de la Humanidad”, afirma el saludo dirigido al compañero Raúl y al Partido Comunista de Cuba con la firma de nuestro secretario general, Pablo Pereyra. Y continúa: “Revolucionario sin parangones, patriota, antimperialista e internacionalista consecuente, símbolo de los marxistas-leninistas de todo el planeta, Fidel es el artífice de la primera experiencia socialista de nuestro continente, invicta y victoriosa hasta su último aliento. Soldado de las ideas, comunista cabal, Fidel murió con las botas puestas. No pudieron con él los yanquis ni el odio enconado del imperialismo. Su obra es Cuba Socialista, su pueblo maravilloso, sus principios, sus convicciones, su temple de acero, que permitieron alumbrar un nuevo tiempo en Nuestra América que ya no se detendrá.”

Este nuevo tiempo latinoamericano, este mundo en transición y lucha hacia un orden multipolar, nos permiten afirmar que hoy Cuba no está sola. La Plaza de la Revolución fue una vez más testigo de un hecho sin precedentes: líderes y representantes de todo el globo junto a un océano de pueblo se congregaron para rendir honores al Comandante en Jefe de la Revolución. Allí el compañero Raúl, el otro héroe de la generación histórica, trazó a partir de hitos un camino que nos ayuda mensurar con mayor precisión la trascendencia, en todos los niveles, del compañero Fidel.

La otra certeza que se desprende de este momento de dolor y compromiso, resulta especialmente amarga para el enemigo: el Socialismo en Cuba es indestructible. ¿Por qué? Porque pueblo y fuerzas armadas se encuentran unidos y leales en torno al Partido (único sustituto de Fidel) y porque se han formado los relevos necesarios para asumir en cualquier circunstancia la dirección de la Revolución. Fidel y Raúl, personalmente, se pusieron al frente de la tarea de asegurar la continuidad.

“Fidel es Historia y Fidel es nuestra historia”, concluye el saludo de condolencias del PCCE. “Con orgullo podemos afirmar que nuestro Partido, el Partido Comunista Congreso Extraordinario, es hijo del pensamiento de Fidel. Cuando en el mundo se extendía el neoliberalismo como una mancha venenosa, cuando los cantos de sirena anunciaban el triunfo histórico del capitalismo y la ‘irreversible muerte del socialismo’, más se agigantaba la figura del Comandante en Jefe, resistiendo y afirmando que es necesario luchar por la globalización de la solidaridad y que un mundo mejor es posible.”

¡Gloria eterna a Fidel!

¡Que viva Raúl!

¡Qué viva la Revolución Cubana!