A 15 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO A CHÁVEZ
¡Venezuela se respeta!
Por Rodolfo G. Módena
El 11 de abril de 2002, hace 15 años, se perpetraba el golpe de Estado neoliberal-fascista contra el Presidente venezolano Hugo Rafael Chávez Frías. Durante 24 horas, el líder bolivariano estuvo detenido ilegalmente y peligró seriamente su vida, ya que los golpistas pretendían asesinarlo.
Fue la masiva y contundente respuesta popular en las calles y la lealtad de la mayor parte de las Fuerzas Armadas, quienes liberaron a su líder, desbarataron el Golpe, y pusieron en desbandada a los golpistas.
Desde entonces, el proceso revolucionario bolivariano viene siendo sometido a un “golpe de Estado continuado”, en el que la oligarquía vernácula y el imperialismo yanqui han puesto a prueba todos los artilugios de su metodología de golpes blandos, ya que “el duro” de 2002 les fracasó estrepitosamente.
Muerto Chávez, desgraciadamente, el 5 de marzo de 2013, arreciaron las acciones propagandísticas, la acción psicológica y la guerra económica para limar el liderazgo sucesor del camarada Nicolás Maduro al frente de la hermana y querida República Bolivariana de Venezuela. Liderazgo legítimo, tanto constitucionalmente como en su esencia popular, de masas, de clase proletaria, latinoamericanista y antimperialista.
No vamos a entrar en los detalles de los acontecimientos cotidianos que hacen a la vida de nuestra Venezuela convulsionada. En estas páginas de NP y en general, se viene viendo de lo que se trata.
Es el accionar sempiterno del imperialismo que no se resigna a que un gobierno soberano, socialista y revolucionario le haya sacado el dominio de la principal reserva petrolera del mundo, y en “su patio trasero” de nuestra América Latina.
La agresividad del imperialismo yanqui se expresa hoy en sus amenazas a Corea Democrática, en el montaje mediático de “armas químicas” en la guerra de Siria desatada por ellos mismos (porque tanto el ISIS como “la oposición moderada” son creaciones de la CIA) y que están perdiendo frente al gobierno legítimo de Bashar Al Assad; o en la “súper bomba” GBU-43 (MOAB) que acaban de lanzar en Afganistán. ¿Dónde estaban las “armas químicas” o de “destrucción masiva” que dieron justificación falaz a las intervenciones que derrocaron a Hussein en Irak o a Kaddafi en Libia? No existían, fueron un montaje, como después se supo documentadamente. Nadie tiene más poder de “destrucción masiva” que los Estados Unidos. Y amenaza a Corea Democrática, y nada menos que a Rusia y a China, en una suerte de juego macabro de imprevisibles consecuencias.
Porque el mundo “huele a azufre” como bien le dijo el Comandante Chávez a George W. Bush en la ONU. Y acaso hoy huela más la amenaza sobre la Humanidad del infierno del complejo militar-industrial norteamericano y su ocasional servidor, el fascista Donald Trump en la Casa Blanca.
Pero la Venezuela de Chávez y Maduro aguanta todos los embates. ¡Y Venezuela se respeta!